Revista Informática

Hi no Tori Hououhen (Firebird): Un maravilloso desconocido

Publicado el 06 mayo 2013 por Royramker @RoyRamker

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Hace escasas fechas adquirí un MegaFlashRom SCC+ SD para mi pobre MSX2, al cual las disqueteras empiezan a darle más quebraderos de cabeza de los típicamente soportables en este formato. Evidentemente lo primero que hice es introducir todos los títulos de Konami que me llevan maravillando desde hace años: Knightmare, King´s valley, Maze of Galious, Hyper sports, Penguin adventure, Metal gear, SD Snatcher

Como suele ocurrir en estas ocasiones en las que puedes elegir cualquier título del catálogo completo de un sistema, decidí también echar un vistazo a algunos juegos de Konami a los que no había tenido la ocasión de jugar. De entre todos los videojuegos que probé hay uno que me sorprendió muy gratamente, tanto que considero obligatorio dedicarle unas cuantas líneas en este pequeño rincón de la web para tener un artículo en español que pueda hacerlo algo más conocido (dentro de nuestras modestas posibilidades de difusión).

Hi no Tori Hououhen (conocido como Firebird fuera de Japón) fue lanzado en 1987 por la otrora legendaria Konami, en una época en la que todo lo que tocaba lo convertía en oro (Akumajou dracula, King kong 2, Gradius 2, Maze of Galious, etc). Basado en el cuarto volumen del manga de Osamu Tezuka, la historia trataba el tema de la inmortalidad, pasando a lo largo de sus diferentes volúmenes por distintas eras, en las cuales dicho don estaba directamente relacionado con la mística Ave Fénix.

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Concretamente en este cuarto volumen del manga la acción se sitúa en el periodo Nara de la historia de Japón, época en la que dicha ciudad fue la capital nipona y se adoptó el sistema de escritura chino y la religión budista. En este escenario se nos cuenta el devenir de dos personajes, Gao el temible bandido y Akanamaru el prometedor escultor, cuyos destinos están directamente unidos por un hecho acaecido en los primeros compases de la historia, pero sobre todo por el arrepentimiento, la pérdida, el dolor y su habilidad para esculpir. A medida que se desarrollan los acontecimientos vamos comprendiendo como no todo es lo que parece, tratándose temas tan de candente actualidad como el abuso de los poderosos o la necesidad de construir un mundo mejor entre todos mas allá del egoísmo de nuestra civilización.

Por supuesto, en toda la historia el legendario pájaro de fuego tendrá un protagonismo inusitado, determinando en gran medida los acontecimientos que van ocurriendo. Considerado como una de las obras maestras del Señor Tezuka, el manga Hi no Tori está siendo editado en España bajo el nombre de Fénix por Planeta de Agostini en una edición de auténtico lujo .

De semejante obra maestra surgieron dos títulos muy diferentes, lanzados a raíz de la correspondiente aparición del OVA basado en este cuarto volumen del manga. La versión de Famicom era un plataformas bastante soso que, al menos, respetaba en esencia algunos elementos del manga en que se basaba. Por contra, la versión de la que hoy hablamos -exclusiva para MSX2- es un shoot´em up vertical que tiene poco que ver con la legendaria obra de Osamu Tezuka, mas allá de la melodía que oímos en la pantalla de título, el personaje principal y algunos enemigos, similares a las gárgolas que el propio Gao tallaba en el manga.

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Si lo que realmente pretendemos es encontrar un origen o antecesor a este excelente videojuego de Konami no tenemos que ir muy lejos. Y es que el parecido con el mítico Knightmare es más que evidente: comparten la misma perspectiva, mecánica jugable, los “caminos trampa” y una serie de detalles que inequívocamente los relacionan. Si, Knightmare tuvo en Maze of Galious y Shalom sus -excelentes- continuaciones oficiales, pero espiritualmente y desde el punto de vista de la metodología lúdica no hay duda de que Firebird es su alumno más aventajado.

En esta frenética aventura controlamos al bandido Gao y nuestra misión consiste en recorrer seis niveles en pos de hallar al Fénix y conseguir reencarnarnos. Para ello contamos con la ayuda inicial de nuestro cuchillo, aunque a medida que recojamos plumas de fénix podremos acceder a un menu donde canjearlas por distintas mejoras, como bolas de fuego, escudos o incluso vidas extras. Un sistema de power-ups excelente que tiene una particularidad muy importante con respecto a otros títulos de la época: al morir seguimos conservando nuestra potencia de fuego. Otra característica a tener en cuenta es la capacidad que tiene nuestro protagonista de saltar, lo que nos librará de los abundantes disparos enemigos en más de una ocasión.

Pero si hubo un detalle que logró desmarcar a esta obra del resto de matamarcianos contemporáneos fue el ligero toque de aventura que lograron inculcarle, algo muy poco habitual en este género. Los seis niveles que tenemos que recorrer están llenos de diferentes caminos a escoger (en forma de pantallas en paralelo) y se repiten de forma cíclica hasta que logramos encontrar la ruta correcta para avanzar. Esto se consigue a través de la recolección de una serie de tablillas con símbolos Kanji que nos abrirán puertas en ese mismo nivel o -incluso- en niveles posteriores, por lo que en ocasiones nos veremos dando varias vueltas por el mismo escenario para hallar aquel maldito símbolo que nos falta. Normalmente contaremos con la ayuda de cierta información en forma de estatuas de fénix, que nos irán orientando sobre los pasos a dar para superar cada pantalla.

Desde el punto de vista técnico, Hinotori es una auténtica obra de arte. Su cuidadísima factura gráfica dejaba a las claras la enorme potencia de los MSX de segunda generación, con escenarios muy coloristas y personajes perfectamente definidos, al nivel de la excelencia vista en juegos contemporáneos de la compañía como Akumajou dracula o Contra. Pero si algo se puede destacar de esta faceta estructural es su maravilloso triple scroll, que posee una suavidad pocas veces vista en estos sistemas y que haría palidecer a varios títulos arcade de la época. Por su parte, el apartado sonoro puede pecar de poca variedad, aunque las melodías que escuchamos a lo largo del desarrollo son simplemente espectaculares, haciendo un magnífico uso del chip SCC.

Jugablemente, que es lo que realmente importa, Firebird es una auténtica bestia. A pesar de ser extremadamente difícil (aún ofreciendo continuaciones infinitas) su frenético desarrollo y la adicción que provoca os harán repetir pantallas hasta lograr hallar la forma de pasar al siguiente nivel. Y es que toda su magnificencia técnica y  la precisa respuesta a los controles juegan a favor de la diversión.

Como podéis comprobar por el contenido de la review, Hi no Tori Hououhen me parece un título soberbio, lo que hace que me cueste bastante comprender como un diamante así no salió de Japón. Cierto es que su ambientación basada en la historia nipona,  el uso de tablillas con Kanjis y su dura mecánica hubieran dificultado (tal vez) su aceptación por parte de los usuarios americanos y europeos, pero no deja de ser una verdadera lástima que no se arriesgaran con él. Por suerte, en la actualidad existen en la red algunas traducciones al inglés, por lo que si con este pequeño texto he logrado despertar vuestro interés lo tenéis muy fácil para darle una oportunidad. Si además sois coleccionistas y os gustaría haceros con su edición física preparad dinero y paciencia. Como el ave inmortal muy pocos han podido verlo con sus propios ojos…

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Artículo escrito por imsai8080 (@Imsai_8080) de El Palacio de Silicio


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