Comenzó la gran final de la SM-Liiga en el Helsingin jäähalli, casa de HIFK, con la victoria de los locales por 3-2.
Espoo Blues, que venía de eliminar a JYP y Ässät, salió algo despistado al hielo, aunque HIFK tampoco se atrevía a morder. La tensión y los nervios del primer partido, que se tradujo en minutos de penalización para ambos equipos, que disfrutaron de numerosas situaciones especiales a lo largo del partido.
Faltaban segundos para el final del primer tiempo cuando Jerry Ahtola, precisamente en uno de esos PowerPlay, hizo el 1-0. Gol psicológico para ir a los vestuarios a plantear nuevas jugadas en un partido físico.
Con el puck otra vez en movimiento ambos equipos mostraron la misma cara que en los primeros 20 minutos. Imprecisiones, despistes y muchas sanciones. Nuevamente en PowerPlay, Toni Söderholm puso el 2-0 que complicaba mucho el partido al equipo de Espoo. Pero HIFK fue víctima de dos sanciones casi consecutivas que dejaron una ventaja de 5 contra 3 a Blues, que no desaprovechó la ocasión y recortó distancias de la mano de Camilo Miettinen. Con el 2-1 se llegaría a una nueva pausa.
Durante los 10 primeros minutos del tercer período no ocurrió prácticamente nada. HIFK se concentraba en mantener firme su defensa y Blues tenía miedo a encajar un nuevo gol, que es lo que acabaría pasando en el minuto 52. Robert Nyholm volvía a dar un respiro a los locales con el 3-1. Respiro que parecía que iba a durar hasta el final, pero Blues, que dejó la portería vacía con 2 minutos por disputarse, devolvió la emoción al encuentro gracias al gol de Petri Lammassaari, que fue insuficiente para alcanzar a HIFK en el marcador. Blues siguió jugando sin portero pero nada más iba a cambiar.
Victoria para HIFK, que se adelanta en la serie y se acerca a la Kanada Malja.