15,45 Entramos a una cafetería conocida por mi marido (solía desuyunar allí, durante años). Se acerca el camarero y nos pregunta qué vamos a tomar. Me pido un zumo natural (sin leche) con papaya y melón. Le consulto que si limpian el recipiente y me dice que me despreocupe, que sí. A la hora de escoger medio bocadillo llegó el dilema. Llevo tiempo atreviéndome y tanteo si puedo tomar alguna cosa que no sea bocadillo de jamón serrano, apuesta segura. En esta ocasión probé si sabían qué ingredientes llevaba la pata asada. Uno de los camareros me respondió que lleva 11 años trabajando allí y que sólo sabía la empresa que la producía, nada más. Bueno, pruebo de nuevo, esta vez con la tortilla de papas (viendo un hermoso trozo en el expositor) y ante mi sorpresa me responde que no le queda. Y como no hay dos sin tres, voy de atrevida y le digo: "¿La pechuga de pavo es sólo a la plancha, sin nada?" Ante lo cual me contesta alegremente que la pechuga de pollo la adoban pero que me la puede pasar por el grifo y añade "bueno, tú ya estarás acostumbrada a no poder comer fuera de tu casa porque en donde te digan que la carne no está preparada con picante, te engañan, todos usamos la misma técnica para conservar los alimentos y no te puedo dar nada de comer". Saben ustedes esa sensación de trancazo interno, malestar, incomodidad, no encuentro la palabra exacta para describir la emoción. Ver cómo me miraba y respondía sonriendo, sumado a la gran disposición... Cuando volví a la mesa para comentárselo a mi marido, se quedó asombrado.
Mi decisión ante esta circunstancia, sencilla: pagar y marcharnos. Buscamos otro sitio y pedimos el famoso bocadillo de jamón serrano, la apuesta segura que mencioné al principio. A pesar de todo esto, que forma parte de mi día a día, sigo intentándolo, me refiero a comer fuera de casa. Aquí, en Tenerife, hay un restaurante en el que me siento genial. El chef prepara una comida muy sabrosa y siempre intenta sorprenderme con ricos platos. Ya le consultaré si le apetece que suba alguna foto y comentarios sobre su comida. El encontrarme con personas así, como Nacho Solana y su mujer, Erika, hace que uno se atreva a salir y seguir probando. Desde aquí animo a todos los que cuentan con problemas alimenticios a buscar un sitio en el que se sientan como en casa, como mínimo uno. No podemos hacernos responsables de la afabilidad o disposición del otro, debemos partir de esta base para no decaer. Hay que seguir adelante.
Después de todo esto, les invito a saborear un platito. ¿Les apetece comer un poco? Seguro que a muchos no les gusta el hígado de ternera. A mí no me agradaba mucho, hoy en día me encanta y lo tomo como algo esporádico y especial. Si les sienta bien la cebolla, les va a encantar la mezcla de ésta con el hígado, la combinación resulta de lo más agradable. Vamos allá, manos a la obra con esta receta sencilla, cosa típica de la mayoría de mis platos. ¿Preparamos unas verduras para acompañar los filetes de hígado y una mahonesa con soja?
INGREDIENTES PARA 2 PERSONAS
Para las verduras y la carne:
1 Cebolla hermosa cortada en trozos grandes.
1 Zanahoria cortada en tiras.
1 Calabacín cortado en tiras
3 Filetes de hígado
Aceite.
Sal.
Hierbas (orégano y estragón o las que más les agraden).
Ajo en polvo.
Para la mahonesa:
2 dedos de leche de soja del tiempo.
3 Dientes de ajo.
Unas ramas de perejil.
Aceite de oliva suave o girasol, al gusto.
ELABORACIÓN
Preparación de las verduras y la carne:
Un poco de aceite en una sartén y doramos la cebolla.
Como verán, añado de entrada al cubilete la sal gorda (muy poca), los ajos, el perejil, la leche de soja (del tiempo) y un poco de aceite de oliva suave (me gusta el sabor, si les parece muy fuerte lo pueden hacer igual con aceite de girasol). Trituro con el brazo en la parte baja, sin mover. Sigo añadiendo el aceite dejándolo caer como un hilo y cuando lo vea un poco más espeso, subo el brazo y añado un poco más de aceite, subiendo y bajando el brazo conseguiremos la textura final deseada.
Observarán queda bastante espesito y da para tiempo. Al no usar huevos y ser leche de soja, se conserva bastante bien.
Si están a dieta, sólo eliminen la mahonesa, el resto pueden tomarlo perfectamente. Y si no cuentan con limitaciones o alergias en más verduras que les gusten, prueben a añadirlas.
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- Rosa
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