Hija, no quiero que seas feliz

Por Titiroca

A día de hoy existe un empeño desmedido en que seamos felices patológicos, gente que desprenda tanta felicidad, alegría y positividad que se aleje de la realidad. Ésta es la felicidad que se exige, impone, desea y que se lleva, por eso, hija, no quiero que seas feliz.

El actual positivismo está desestabilizando nuestro buen funcionamiento del sistema emocional. Se nos publicita constantemente el optimismo como la panacea para todos nuestros males. Hay que ser felices cueste lo que cueste. Aunque ello implique aparentar, disimular, ocultar, engañar, mentir, esconder. Eso no importa. Hay que ser felices... ¿o más bien es parecerlo?

Debemos afrontar los reveses de la vida con optimismo. De ahí que se vendan libros de autoayuda para ser felices como si existiera una fórmula mágica para ello, incluso se cree que por ser positivos se vencerán enfermedades que únicamente dependen de la suerte, de la naturaleza, de la ciencia y/o de Dios. ¡¡WTF!! ¡Lo que hay que oír!

Se está imponiendo tanto este exceso de positivismo, esta felicidad irreal, que al final nos decepcionamos y frustramos tras no obtener lo esperado. Pero... ¿Cómo vamos a lograrlo si no tenemos los pies en el suelo e ignoramos nuestras limitaciones pensando que si deseamos algo muy fuerte lo vamos a conseguir?

La vida real no funciona así. Los sueños, sueños son. Sólo eso. Y no basta con desearlos. Tienes que poner todo de tu parte, luchar con todas tus fuerzas y, aún así, a veces no lo consigues.

Alimentar nuestras expectativas irreales no nos hará felices porque, aunque nos neguemos a asumir la realidad, tarde o temprano aparecerá y nos tendremos que levantar del suelo por la bofetada que nos llevaremos.

En cambio, aunque esté mal visto no estar con una sonrisa permanente o no esté a la moda, estar triste y mal es sano. Y en muchas situaciones y circunstancias lo contrario sería y es preocupante.

Por todo esto, hija, no quiero que seas feliz.

No de esta manera, donde la felicidad es una moda pasajera que te obliga a reprimir tus sentimientos, a esconder tus lágrimas tras el maquillaje y tu tristeza tras una foto posada.

Quiero que tengas el control en la gestión de tus emociones para aceptar tus sentimientos en cada momento, asumiendo y afrontando las situaciones según vayan sucediéndose.

Y aunque nos pese, la vida no es fácil. Las cosas no siempre salen como queremos y nuestras expectativas se van a la mierda junto con nuestros sueños si nos autoengañamos viendo todo de color de rosa.

Sin embargo, no pasa nada por fracasar, intentarlo es el logro.

No te creas esta moda patológica de la felicidad. No siempre podrás con todo. No siempre tendrás una sonrisa dibujada en tu preciosa cara pero no por ello significará que no eres luchadora ni fuerte o valiente ni mucho menos feliz, al revés. Valiente es aquel que afronta y asume sus circunstancias tal cuales son sin tratar de aparentar ni ocultar su estado. Y esa es la verdadera felicidad.