Dicho esto, estamos ante un thriller familiar sobre un adolescente que se convierte en la pesadilla de sus padres. La película apuesta por el suspense antes que por el tratamiento enigmático y psicológico que tenía, por poner un ejemplo reciente, Tenemos que hablar de Kevin. Hijo de Caín es una peli más convencional, a la que se le puede ver todo el engranaje. Correcta en casi todos sus aspectos, aunque con algún que otro truquillo de guión discutible. Toda la partida está bien llevada y el desenlace intenta ser un jaque mate en toda regla, el problema es que el engaño es un poco descarado y el giro final cuesta de digerir. Se salva porque es valiente y juega fuerte a lo que quiere jugar.
Lo mejor: construye bien el suspense.
Lo peor: es un poco tramposa.