Hillary Clinton, ¿presidenta de Estados Unidos en 2016?

Por Pachobermudez @fbermudezg

En un reciente editorial de la revista Dinero de Colombia, se evaluaba la muy posible victoria de la exprimera dama. Clinton fue derrotada por Obama en 2008 durante las elecciones primarias del partido Demócrata. Ella obtuvo más votos populares, pero la élite de esta agrupación política terminó decantándose por el candidato afroamericano. Si bien es verdad varios factores juegan a favor de Hillary, lo cierto del caso es que no la tiene fácil del todo. La esposa del expresidente de Estados Unidos goza de una alta popularidad dentro de su partido, antes de llegar a la Casa Blanca ella ya era una afamada abogada, y sería la heredera natural del gobierno de Obama. Sin embargo, hay varios obstáculos que tendría que sortear su candidatura. El actual Presidente llegó al poder con una alta expectativa por parte del los ciudadanos de su país y del mundo, pero, esas expectativas no se han visto colmadas del todo, y ni siquiera de manera aceptable. Ese lastre del gobierno Obama podría golpear a Hillary Clinton y al partido Demócrata como tal. En 2016 les podrían pasar la cuenta de cobro por haber prometido cosas que no pudieron cumplir. Los republicanos están ansiosos por volver al poder. McCain y Romney fueron candidatos muy discretos, y este partido podría jugar una carta más fuerte en 2016. Se rumora que Jeb Bush –hermano e hijo de expresidentes, y exgobernador de Florida- lanzaría su candidatura, y todos sabemos que los Bush van en serio cuando se lo proponen. La edad de Hillary es otro punto que podría restarle poder a su nominación. Ella llegaría con sesenta y nueve años a la Casa Blanca; lo que hoy por hoy no es obstáculo para detentar un cargo, pero sí lo es desde el punto de vista biológico. Una campaña muy larga y desgastante sería aprovechada por un republicano más joven y vigoroso. Jeb Bush se presentaría con sesenta y tres años a la votación. Seis años menos que Hillary. En el partido Republicano no están todos los competidores a vencer. El vicepresidente Biden, y John Kerry, se presentarían también a la nominación a la presidencia por parte de los demócratas. Al secretario de Estado de Obama no le ha ido mal en su cargo, y ya tiene experiencia en competencias electorales nacionales. Lo que ocurra de aquí a noviembre de 2016 también determinaría el impulso de una candidatura por parte de Clinton. La situación con Rusia cada día es más tensa; Irán y Siria están neutralizados por vías diplomáticas, por el momento; Corea del Norte cada día le muestra los dientes a Estados Unidos con más audacia, y la situación de la economía mundial es muy frágil. Un crash en la bolsa, como ocurrió en 1929 y en 2008 sería devastador para los demócratas, y ese fantasma no se ha ahuyentado del todo. Eso sin contar con la creciente fortaleza de las economías de China e India, y el papel protagónico de Brasil en América Latina. Hillary sería la primera mujer en ser presidenta de Estados Unidos. Algo que ya no sería exótico, ya que como lo recordaba la revista Dinero, más de una decena de jefes de Gobierno a nivel mundial son mujeres. Sin embargo, a lo largo de la historia muchas mujeres ya han ocupado cargos de poder; esto ya no sería en extremo singular. La reina Isabel I de Inglaterra convirtió a ese país en una potencia; Isabel II lleva más de sesenta años como monarca, y otras mujeres también lo han hecho. Margaret Thatcher gobernó con puño de hierro, e impulsó un modelo de desarrollo neoliberal en Gran Bretaña. Dilma Rousseff lidera la potencia latinoamericana del momento; y Cristina Fernández, a pesar de las críticas, es toda una institución en su país: Argentina. Michelle Bachelet volvió a la presidencia en Chile; y Angela Merkel le ha devuelto cierta majestad a Alemania, después de la vergonzosa derrota en la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, Alemania comanda la Unión Europea. La exsecretaria de Estado de Obama tiene muchas posibilidades de volver a la Casa Blanca como presidenta, pero yo no estaría tan seguro de que las cosas estén totalmente definidas, en eso difiero del editorial de la revista Dinero.