El mayor ingrediente del Debate Presidencial de hoy en los Estados Unidos entre Hillary Clinton y Donald Trump será la polarización profunda que vive el país. Los reflejos de este contexto actual se pondrán hoy sobre la mesa en medio de este choque de trenes que tendrá lugar en Nueva York.
Trump es toda una estrella de TV. Domina como pocas personas en el mundo político al mundo televisivo. Sabe dar show.
Clinton, quien pudiera convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, espera a juicio de muchos la persona más preparada en décadas para ocupar el cargo.
Pero los debates forman parte del show. Los debates no deciden las elecciones.
El espectáculo en función de los debates se ha multiplicado como nunca antes en 2016 gracias a Donald Trump. Es como si Trump se hubiese dedicado toda su vida a la televisión y no a los negocios. Sabe además que mucha gente joven hoy verá el debate porque suponen que el aspirante republicano marcará la diferencia. Hoy manejará muchas opciones. No se puede definir anticipadamente si será como casi siempre: políticamente incorrecto, o si comenzará por estrechar la mano de su contrincante, algo que todos están esperando.
Clinton llega con ventajas sobre Trump en las encuestas, pero dicha ventaja no ha dejado de reducirse en el último mes. La mayoría de las potencias y países aliados o no tan aliados se comienzan a inquietar con la idea de que el sucesor de la Obama en la Casa Blanca pueda ser Trump.
Hillary es una política experimentada. Trump es políticamente incorrecto. ¿Y a ciencia cierta qué prefieren los votantes?. Atentos, aunque el debate nunca tiene la última palabra.
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