El 19 de octubre de 1940, Himmler llegó a Irún, en compañía de un amplio cortejo. Desde allí fue hasta San Sebastian, donde visitó, el Monte Igueldo, el palacio de San Telmo y el Club Náutico. Después del almorzar se dirigió hacia Burgos para ver la Catedral y la Cartuja. A las once de la noche tomó el camino hacia Madrid.
Cuando llegó a Madrid le esperaban las más altas personalidades del gobierno que acompañaban al cuñado de Franco y Ministro de Exteriores, Ramón Serrano Suñer. Posteriormente fue recibido por Franco en el Palacio de El Pardo. Por la tarde asistió a una corrida de toros en la plaza de Las Ventas de la que Himmler, al parecer, salió horrorizado, ya que por todos era conocida su animadversión a la sangre y le parecía que era un espectáculo excesivamente sangriento. Lo que choca con su total desprecio hacia otros seres humanos como los judíos, gitanos u homosexuales a los que consideraba inferiores y desechables.
Al día siguiente paso por El Escorial y Toledo, donde realizó una visita por el Alcázar y donde un grupo de su séquito se quedó unos días más. El día 22 permaneció en Madrid, donde se reunió con diversos cargos políticos del régimen. El 23 partió hacia Barcelona. En la ciudad condal puso en marcha su segunda misión en España, y para Himmler la más importante; buscar el Santo Grial. Para buscar el Cáliz de la Última Cena, se dirigió hacia el Monasterio de Montserrat, donde Himmler estaba convencido que se encontraba oculto. El grupo que permaneció en Toledo buscaba pistas sobre el Arca de la Alianza, que se creía en poder de los judíos de la ciudad y posteriormente siguieron con sus investigaciones en el Museo Arqueológico de Madrid.
Fuente:
Antena 3
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