Hiperactividad infantil: TDAH

Por Patricia Patricia Manzano Gómez @lavidaentrebibe

La hiperactividad indica un estado de gran actividad del cuerpo, esto puede implicar un movimiento constante, no parar de hablar o dificultad para concentrarse en tareas silenciosas como la lectura. Los niños nerviosos o intranquilos suelen ser etiquetados como hiperactivos, pero esto no es tan sencillo, depende mucho de la tolerancia de la persona que lo percibe.

El comportamiento de un niño inquieto puede ser valorado por un padre como hiperactivo mientras que otro puede pensar que son cosas de la edad. Por tanto es necesario a la hora de diagnosticar a un niño como hiperactivo conocer bien sus causas, síntomas y consecuencias.

La hiperactividad es un síndrome con origen neuronal, no es simplemente un niño muy inquieto

Pese a que todavía se está investigando, los teóricos se inclinan hacia las causas biológicas, parece ser que los niveles bioquímicos del sistema nervioso no son iguales en los niños hiperactivos. Existe un desequilibrio entre los neurotransmisores del cerebro que impiden al niño centrar su atención durante un tiempo prolongado, además de impedirle controlarse o controlar sus estados de ánimo.

En general los niños hiperactivos no tienen un comportamiento extraño, su actitud nerviosa o desconcentrada, es la misma que la de cualquier otro, el problema es que los niños hiperactivos lo hacen de forma más frecuente e intensa. Cada uno presentará a su vez una serie de características, aunque serán comunes la falta de atención, la impulsividad y la excesiva actividad motora.

De todos ellos la falta de atención es el más problemático, la excesiva actividad motora acaba desapareciendo con la edad pero el déficit de atención es un trastorno que puede afectarle en su vida adulta. Los padres pueden darse cuenta de que su hijo no presta atención a los detalles, tiene dificultades para seguir las instrucciones y para organizarse, da la impresión de que no escuchan cuando se le habla, suele equivocarse porque no presta atención, va de una tarea a otra sin terminarlas y suele evitar aquello que requiere un mayor esfuerzo o concentración.

Todo ello, sumado a su impulsividad que no les permite estarse quietos, acaba causando problemas de aprendizaje. La mayoría de los niños hiperactivos tienen un bajo rendimiento escolar, tienen dificultades para memorizar, en la lectura, escritura y el cálculo. Su comportamiento no ayuda en la escuela, ya que son desobedientes, imprevisibles y se pueden mostrar violentos.

Hasta los 5 ó 6 años es muy difícil diagnosticar la hiperactividad

Como su comportamiento a temprana edad no suele diferir del de otros niños no es fácil diagnosticar a un niño hiperactivo, al menos hasta que no ha cumplido 5 o 6 años y se empiezan a ver las primeras señales en la escuela. Tampoco hay un test único que de un resultado certero. Se utilizan diversas herramientas evaluando su entorno escolar y familiar mediante entrevistas clínicas, observación de la conducta y evaluación del propio niño en todos los ámbitos, cognitivo, intelectual, motor, neurológico, etc.

Abordar este problema requerirá una intervención que podrá ser de tipo farmacológico, psicológico y educativo. No son medidas excluyentes y en muchos casos será necesaria la conjugación de los tres tipos de tratamiento. Por ejemplo, los fármacos ayudan al niño a mantener su atención y disminuyen su hiperactividad, pero se deberán complementar con la ayuda psicológica y educativa a fin de que el niño aprenda por si mismo a controlar su conducta.