Título: HipotermiaAutor: Arnaldur IndridasonEditorial: RBA Editores, 2015Páginas: 352.
SINOPSIS.
Una mujer obsesionada con saber si existe algo después de la muerte aparece ahorcada.
Un padre sigue buscando a su hijo desaparecido hace veinte años sin dejar rastro.
A la vez que consigue cerrar ambos casos, el inspector Sveinsson empezará a indagar en la tragedia que ha marcado toda su vida: la desaparición de su propio hermano.
IMPRESIÓN PERSONAL.
Todos los años me gusta acercarme a la literatura nórdica y desde que descubrí a este autor, esta es la tercera novela que leo de él, aunque es la sexta de la serie del policía Erlendur Sveinsson. En su día ya leí Las marismas e Invierno ártico, dos novelas de este mismo personaje, con lo cual ya podéis ver un poco el caos que estoy montando a la hora de acometer esta serie policíaca, que, por cierto, me está gustando mucho.
En este caso (realmente no hay caso) Erlendur lleva una investigación extraoficial sobre el suicidio de una mujer, Maria, que se ahorca en su casa de verano junto a un lago islandés. El caso parece muy claro desde el principio porque la mujer había perdido hace dos años a su madre, con la que estaba muy unida, y no acababa de salir de su depresión, obsesionada como estaba por recibir una señal desde el más allá que le indicara que su madre era feliz al otro lado.
A la vez, y dado que hay poco trabajo en la comisaría, Erlendur, siempre obsesionado por las desapariciones de personas, ya que su hermano pequeño desapareció cuando era un niño y nunca se supo más de el, desempolva de los expedientes aún por cerrar dos casos de desapariciones, la de un joven, David, que lleva desaparecido veinte años, y la de una chica, amante de los lagos, de la que tampoco se tuvo nunca ninguna pista.
Me ha encantado de nuevo este policía y la forma en que el autor consigue que se mueva, sus prioridades, sus intuiciones tan certeras y esa manera tan suya de ver más allá de los hechos puros y duros. Además, en este caso, conoceremos a María, a la que el autor nos introduce, como si estuviera viva, y desde luego, a todos aquellos que intervinieron en su vida en uno u otro momento. Y como no, ese frío glaciar que rodea todo, donde el hielo oculta en minutos cuerpos y pruebas de tal manera que es sencillo delinquir y salir impune.