(9) Ciertos símiles, como cuando las bendiciones de la venida de Cristo son comparadas al amanecer (Mal. 4:2) o a un guerrero (Ap. 19:11–16); o cuando Dios es comparado a un gigante que se despierta para vengar a Su pueblo (Sal. 78:65–66); o cuando el remanente piadoso de Israel es comparado a una Novia (Sal. 45). Otros ejemplos en Sal. 37:35, donde la prosperidad de los impíos es comparada a un cedro frondoso, y Sal. 92:12–14, donde la prosperidad del justo es comparada a la palmera y al cedro del Líbano.
Esta figura (del gr. «hypó» = debajo + «typoún» = imprimir) consiste en la representación visible de un objeto o de una acción por medio de palabras. El término mismo aparece dos veces en el N. T. (1 Ti. 1:16 y 2 Ti. 1:13). En plural vendría a expresar lo que llamamos «esquemas». Se da este nombre a dicha figura porque sirve para describir con gran viveza una acción, persona, condición, etc. Los ejemplos de esta figura en la Biblia son tan numerosos, que sería necesario transcribir pasajes enteros y aun capítulos enteros. Nos limitaremos a clasificarlos de alguna manera en nueve grupos:(1) Las bendiciones de la obediencia de Israel (Dt. 28:1–14).(2) Las maldiciones, juicios y lamentaciones (Dt. 28:15–45; Is. 1:6–9; 34; Jer. 4:19–31; Lam., especialmente 4:4–8).(3) La cautividad y dispersión de Israel (Dt. 28:49–68).(4) Los ejecutores de los juicios de Dios (Is. 5:26–30).(5) La vaciedad de una mera religiosidad, tal como existía en Israel cuando el Señor vivía en la tierra (Is. 1:11–15).(6) La insensatez de los idólatras y de los ídolos, así como de la idolatría (Is. 44:9–17; 46:6–7).(7) Los sufrimientos de Cristo (Sal. 22 y 59; Is. 53).(8) La gloria y el triunfo de Cristo (Col. 2:14, 15, etc.).
(9) Ciertos símiles, como cuando las bendiciones de la venida de Cristo son comparadas al amanecer (Mal. 4:2) o a un guerrero (Ap. 19:11–16); o cuando Dios es comparado a un gigante que se despierta para vengar a Su pueblo (Sal. 78:65–66); o cuando el remanente piadoso de Israel es comparado a una Novia (Sal. 45). Otros ejemplos en Sal. 37:35, donde la prosperidad de los impíos es comparada a un cedro frondoso, y Sal. 92:12–14, donde la prosperidad del justo es comparada a la palmera y al cedro del Líbano.
(9) Ciertos símiles, como cuando las bendiciones de la venida de Cristo son comparadas al amanecer (Mal. 4:2) o a un guerrero (Ap. 19:11–16); o cuando Dios es comparado a un gigante que se despierta para vengar a Su pueblo (Sal. 78:65–66); o cuando el remanente piadoso de Israel es comparado a una Novia (Sal. 45). Otros ejemplos en Sal. 37:35, donde la prosperidad de los impíos es comparada a un cedro frondoso, y Sal. 92:12–14, donde la prosperidad del justo es comparada a la palmera y al cedro del Líbano.