Amigos, nuestra áspera palabra del día procede del latín hispĭdus (duro, enmarañado, peludo...), término este, por cierto, frecuentemente empleado en taxonomía dentro del binomio de voces latinas que designan a ciertos seres vivos "peludos", como por ejemplo: Stenopus hispidus, camarón, Strophanthus hispidus, estrofanto, Caprolagus hispidus, liebre híspida... ;-)
El caso es que híspido es un adjetivo que describe el pelo hirsuto, esto es, disperso y duro. El novelista español Miguel Delibes (1920-2010) nos brinda un excelente ejemplo de uso de la voz en su obra El camino:
...No acertaba a comprender cómo podría llegar a ser algo muy grande en la vida. Y se esforzaba, tesoneramente, en comprenderlo. Para él, algo muy grande era Paco, el herrero, con su tórax inabarcable, con sus espaldas macizas y su pelo híspido y rojo; con su aspecto salvaje y duro de dios primitivo. Y algo grande era también su padre, que tres veranos atrás abatió un milano de dos metros de envergadura...
Y hoy os dejamos con unos versos de Juan Sánchez Peláez (1922-2003, poeta venezolano):
Híspido, pero con mil alambres; ¡qué tensión en la pólvora!Mi altura de ceño y sello.Mi cigarra en el crepúsculo, mi picaflor en los visillos.Mi áspid en el tatuaje.Mi desvelo en la casa de nadie.
¡Hasta el próximo artículo peliaguado! :).
PD: Y ahora... ¡Atreveos a poner en acción las palabras participando en el juego semanal de La vuelta al mundo en 80 palabras!. El capítulo de esta semana se titula... Ni dos, ni cuatro, ni ocho... ¡arriba el tocomocho! ¡Te esperamos!