Cada vez que le explico algunos hechos históricos a mis hijos me siento como un torturador; y es que los sucesos más relevantes y los que han marcado grandes cambios son casi siempre funestos, dramáticos y violentos; qué complicado es explicar una película como "El niño del pijama de rayas", o por qué hablan inglés o español en una colonia lejana que tardó años y años de lucha para obtener su libertad e independencia; dar una buena respuesta al por qué de la exitencia de miles de ONGs y sobre todo las preguntas diarias que salen a raiz de un pantallazo en la tele sobre alguna de las tantas injusticias de este mundo. Increible que tengamos que tomar antidepresivos para estudiar la historia.
Cada vez que le explico algunos hechos históricos a mis hijos me siento como un torturador; y es que los sucesos más relevantes y los que han marcado grandes cambios son casi siempre funestos, dramáticos y violentos; qué complicado es explicar una película como "El niño del pijama de rayas", o por qué hablan inglés o español en una colonia lejana que tardó años y años de lucha para obtener su libertad e independencia; dar una buena respuesta al por qué de la exitencia de miles de ONGs y sobre todo las preguntas diarias que salen a raiz de un pantallazo en la tele sobre alguna de las tantas injusticias de este mundo. Increible que tengamos que tomar antidepresivos para estudiar la historia.