En mi opinión, como en el Vidas paralelas de Plutarco, se pueden establecer paralelismos no estrictos entre los siguientes momentos de la historia peninsular contemporánea:
PortugalEspaña
Monarquía liberalPrimera Restauración
Ultimátum de 1890Guerra de 1898 contra Estados Unidos
Primera RepúblicaSegunda República
Dictadura Militar 1926Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
Dictadura Nacional 1928Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
SalazarismoFranquismo
Salazarismo sin SalazarSegunda Restauración
Ruptura de 1974 (revolución de los claveles)Reforma de 1976 (ley para la reforma política)
Partidos Socialista refundado en Alemania por la CIA en 1973Partido Socialista refundado en Francia por la CIA en 1974
Verano caliente de 1975Invierno caliente de 1977
El PCP aparenta ser el partido más grandeEl PCE aparenta ser el partido más grande
Constitución de 1976 con las enmiendas de 1982Constitución de 1978
No se trata de ver aquí paralelismos exactos —en la obra de Plutarco mencionada tampoco los hay—, sino de presentar lo que sucede a un lado del Miño a la luz de lo que sucede en el otro. El ejemplo donde mejor se ve cómo opera esta forma de aproximarnos a la historia reciente del país desconocido es en la Transición política.
En España había gente que en lugar de una reforma «de la ley a la ley», quería la ruptura. En Portugal se produjo esa ruptura total y abrupta. Después de la ruptura hubo dos años de Junta Militar. Estuvieron a cinco minutos de la guerra civil y sólo un cálculo errado de los comunistas, que pensaban que contaban con el apoyo de las masas, evitó lo peor. La financiación mágica de los socialistas de Mario Soares también ayudó, claro. El usar a un partido de "izquierda moderada" fue clave en los dos países para que la gente tuviera una opción que en apariencia rompía con el anterior régimen sin caer en las tinieblas de la dictadura comunista.
Por cierto, a todo esto que el Consejo de la Revolución apoyado por el MFA y el PCP no quería ni oir hablar de salir de la OTAN. Sería gracioso que alcanzaran sus objetivos (establecer la dictadura comunista) y que aún así permanecieran en la OTAN. Estamos hablando de Portugal, entiéndase.
A mí no me miréis, este es el tipo de meme que usa la chavalada portuguesa.
Primera República
Igual que España comienza el siglo metida en una crisis de régimen debido a la guerra en el Caribe y en el Pacífico contra los Estados Unidos, Portugal comienza el siglo metido en una crisis de régimen debido al ultimátum británico de 1890. Nótese, por cierto, cómo España es femenina y Portugal masculino.
El plan colonial portugués en África del sur consistía en unir la costa occidental de Angola con la oriental de Mozambique. Esto chocaba con el plan inglés de unir sus colonias africanas de norte a sur desde Alejandría hasta Ciudad del Cabo. En aquella época no había derechos históricos que valieran, las potencias tenían que ocupar de forma efectiva el terreno y se seguía la máxima de que el primero que llega, se lo queda. Los esfuerzos tardíos de Portugal por hacer expediciones y establecer sus llamadas estações civilizadoras en zonas de dificil acceso, chocaron con los intereses comerciales de la Compañía Británica de África del Sur. Esta empresa, fundada por Cecil Rhodes, tenía la vista puesta en lo que hoy es Zimbabwe (y que se llegó a llamar Rhodesia por alguna extraña razón).
Zimbabwe es lo que hay entre Angola y Mozambique y allí llegaron Serpa Pinto y sus exploradores, para encontrarse con tíos llenos de pecas y de flema. De flema inglesa. Al menos los oficiales de la Compañía tenían flema inglesa, el resto eran esclavos negros y carne de cañón irlandesa. No hay que olvidar que al contrario de lo que sucedió con el imperio español y el portugués, el imperio británico se basaba en el "dominio": la explotación de los recursos naturales para aumentar la riqueza de la metrópolis y la subyugación de la población indígena (los irlandeses también eran indígenas para los ingleses). Por cierto, que de este secular desprecio a los irlandeses probablemente venga el desprecio estadounidense a los irlandeses, de quienes durante el siglo XIX decían que eran «negros de piel blanca». Ah, cuánto daño hizo Enrique VIII. Pero continuemos.
El célebre "mapa rosado", plan portugués para África.
Presentado el mapa rosado en la Sociedad Geográfica de Lisboa y empujado el gobierno por mantener su presencia en el plano internacional, la noticia de Serpa Pinto arriando la bandera inglesa de una posición de la Compañía Británica causó sensación. Las banderas ondeaban, los vítores patrióticos aparecían en la prensa. Ahí vamos, decían, ahí va Portugal. Qué grandes somos, etc. El cojonudismo ibérico que tan familiar nos suena.En estas llegó a oídos del Primer Ministro británico Lord Salisbury (como el filete) que unos tipos habían arriado la bandera de Su Majestad Imperial en algún recóndito lugar de la selva africana que tal vez ni sabía que existía. «¿Cómo?», dijo a la hora del té mientras le zurraba a la parienta, «¿qué han hecho qué?». Lord Salisbury envió una nota diplomática que en resumen venía decir que para ser chulo en esta vida hay que tener cojones y dinero. Portugal se retiró inmediatamente del territorio inglés y cuando llegó la noticia a Lisboa cayó el gobierno. Comenzó una crisis existencial derrotista que dura hasta nuestros días.
La convulsión política que desencadena aquel ultimátum agudiza la crisis interna en Portugal y los gobiernos se van sucediendo —había dos partidos turnistas como en España— en un clima de gran inestabilidad política en el que las fuerzas contrarias a la monarquía (tradicionales aliados de Inglaterra, como bien sabemos en España) van ganando apoyos. Hay varios golpes de estado y en 1908 dos carbonarios (una especie de masones) matan al rey y al heredero, lo que deja al hijo tonto y gordito como nuevo rey. Llega octubre de 1910 y hay otro golpe de estado promovido por los republicanos. Hay una guerra que dura tres días (de la que muchos portugueses ni se enteran) y cae la monarquía.
Durante los quince años que dura la Primera República se suceden cincuenta y un gobiernos y dos juntas militares. Tal vez por eso el único gobierno relevante del periodo fuera el gobierno provisional de Teófilo Braga entre el golpe de octubre de 1910 y la aprobación de la constitución en agosto de 1911. No sólo el conflicto con la Iglesia fue determinante en la caída del régimen, también la participación portuguesa en la Primera Guerra Mundial ayudó. El régimen republicano ya enfrentaba escaramuzas alemanas en África y para cuando Inglaterra le pide que capture los barcos alemanes y austrohúngaros en sus puertos, Portugal ya estaba metida en la guerra.
Toda guerra siempre empieza y termina igual.
Dudo de Italia, pero yo diría que Portugal es probablemente el único país en la Gran Guerra que no gana ninguna batalla. Ni una. Algunos de los momentos más espectaculares de la participación lusa en aquella terrible guerra fueron: el desastre de Naulila (Angola), la pérdida de Quionga (Mozambique), la derrota de Nevala (Mozambique), la caída de Negomano (Mozambique) y el exterminio del Cuerpo Expedicionario Portugués en la batalla de Lys (Bélgica). Éxito total, oiga. Para ser bueno diré que en la campaña africana el mayor número de bajas no lo provocaron los alemanes, sino los mosquitos.Se suceden los golpes del 19 de octubre de 1921, 3 de junio de 1924, 14 de julio de 1924, 28 de agosto de 1924, 5 de marzo de 1925, 18 de abril de 1925, 19 de julio de 1925 y 1 de febrero de 1926. A veces son pronunciamientos militares, otras veces son autogolpes del gobierno, otros de los monárquicos y otras veces son golpes promovidos por el Partido Comunista. Los anarquistas, por su parte, no hacían golpes, atentaban contra todo el mundo por igual. Portugal era fiesta y alegría sobre todo porque los débiles gobiernos eran sustituidos por otros igualmente débiles que indultaban a los anteriores golpistas. Y así sucesivamente.
Los momentos de mayor inseguridad e inestabilidad de las postrimerías de la Primera República, coinciden con el éxito del general Miguel Primo de Rivera en España. Un general que habla de regenerar la vida pública, que finaliza con éxito una guerra colonial (desembarco de Alhucemas) y que incluso incorpora en su gobierno a elementos socialistas, es un modelo a seguir muy puesto a huevo para Portugal. Un general católico que deja votar a las mujeres, hace carreteras, pantanos y levanta universidades no es una alternativa a descartar para el país, aunque el precio de todo ello sea la pérdida de la representatividad política.
Otro día sigo.