Història d'Irene - Erri De Luca

Publicado el 22 marzo 2015 por Rusta @RustaDevoradora

Edición:Bromera, 2014 (trad. Albert Pejó)Páginas:120ISBN:9788490261910Precio:14,96 €Edición en catalán. No existe, por ahora, una traducción al castellano.
Història d’Irene (2013) es una de las últimas novelas de Erri De Luca (Nápoles, 1950), quien, con más de cincuenta libros a sus espaldas, se ha convertido en un referente de la literatura italiana contemporánea. En los últimos meses ha sido noticia por enfrentarse a un proceso judicial, motivado por una supuesta incitación al sabotaje de una línea de tren de alta tensión, acusación de la que habla en La palabra contraria (2015), un texto breve en el que defiende la libertad de expresión que ya ha vendido cerca de 100.000 ejemplares en Italia y que se ha publicado recientemente en castellano de la mano de Seix Barral. Pero volvamos a la creación literaria: Història d’Irenese compone de tres historias ligadas por la presencia del mar, uno de los temas habituales del autor. Está escrita coneltono poético e íntimoque lo caracteriza, con ese uso plástico del lenguaje que dota de gran expresividad cada fragmento.El primer relato, mucho más extenso que los otros dos, es el que da nombre al libro. En él, un escritor que huye de algo conoce a Irene, una niña de catorce años que nada junto a los delfines en una pequeña isla griega. Está embarazada, pero nadie lo sabe. El escritor y ella entablan una relación en la que Irene le cuenta su secreto y él recoge su historia —porque el escritor recoge historias, no se las inventa—, una historia marcada por el mar. «Tú eres la conjunción y, que une la tierra y el mar» (pág. 29), le dice su nuevo amigo, porque Irene encarna el conflicto de la pertenencia a dos mundos en apariencia incompatibles, que en su caso están representados por las olas en las que bucean los delfines y la tierra firme de los humanos. Unos humanos que, a veces, no tienen la capacidad suficiente para comprender lo diferente, lo que no encaja en su forma de ver el mundo, y por ello las personas como Irene deben buscar su sitio en otra parte, en un espacio sin reglas como el mar («La tierra firme ha sido su madrastra. El mar, en cambio, la abraza y la acaricia», pág. 59).Con Història d’Irene, De Luca se mueve en un ambiente onírico, evocador, inmerso en el imaginario marino. Bebe de la narración oral —el hecho de que el personaje del escritor diga que «recoge» historias sin final es un buen guiño a esta tradición («El final no lo sé. Las historias que escribo se terminan antes», pág. 66)—, de la mitología griega (referencias a Teseo, al Minotauro), la literatura clásica (Homero) y los relatos bíblicos —De Luca es un gran estudioso del judaísmo y ha traducido algunos libros de la Biblia al italiano—. Y así, en esta especie de fábula ensoñadora, De Luca teje mensajes de comprensión, amistad y afecto unidos por el mar. Los personajes, heridos por dentro, sanan gracias a este reencuentro con las olas. Su estilo recuerda al de su compatriota Alessandro Baricco (Seda), otro narrador muy lírico, y a La niña del faro, de Jeanette Winterson, que también está protagonizada por un contador de historias y una niña dispuesta a escucharlas.

Erri De Luca

La segunda historia del libro está basada en Aldo De Luca, el padre del autor, y recrea la escena del naufragio de un grupo de soldados durante la Segunda Guerra Mundial. De nuevo, el mar —esta vez en un contexto más realista—, el mar como esperanza después del sufrimiento propiciado por la humanidad. Mientras los hombres reman con ahínco para llegar a una isla, hacen una demostración de compañerismo y generosidad entre ellos, una unión que les ayuda a salvarse. Para terminar, el tercer relato recrea los últimos días de un anciano que ya no encaja en su entorno, se siente incomprendido por sus familiares, más jóvenes, y busca su sitio en el rompeolas de Nápoles, donde sus recuerdos se condensan con el retorno a la naturaleza, al mar. Porque el mar, bajo la mirada de Erri De Luca, deviene en tabla de salvación para todos los personajes, sean cuales sean sus circunstancias. Una hermosa metáfora de la libertad.