Historia de amor en el tren

Por Llunapruna
Estoy siguiendo una historia de amor en el tren. Hace cosa de un mes observé “miraditas” entre un hombre y una mujer en el tren. Ella sube en P, y él ya está en el tren. Yo subo una parada antes que ella. Él baja en H; en esta parada se hicieron muy intensas las miradas, porque ella se quedaba en el tren. Fueron miradas y sonrisas.Desde ese día, he ido observando cada día que bajo a Barcelona qué pasa, porque coincidimos los tres siempre en el mismo vagón. Lo que he observado es que ella siempre lo busca, y él no siempre está. En la estación H, donde él baja, cada día está atenta, por si iba en otro vagón. Pero no está. Uno de los días que coincidieron ella se pudo sentar frente a él. Inesperadamente él bajó en una estación que no era la suya, en F, y ella, ni corta ni perezosa, se levantó, fue a otra puerta y también bajó; aún le faltaban cuatro paradas para su estación. Yo no sé qué pasó aquel día: o nada, o nada bueno. Ella sigue buscándolo, volvió a coincidir otro día y sacó sus armas de mujer: se quitó la chaqueta, cosa que normalmente no hace, se sentó lentamente e iba sonriendo.Hoy, cuando he subido, estaba él. Me iba a sentar delante, pero el asiento estaba sucio y me he sentado a su lado. He pensado: “Si sube ella en la siguiente parada y el asiento sigue libre y se sienta, tendrá una buena visión de lo que pasa”. Y así ha sido. En P ha subido ella, se ha sentado, lo ha visto, le ha sonreído, pero él ha pasado bastante. Ella ha jugado con su falda y sus piernas, cosa que me parece muy bien, porque si crees que tienes buenas piernas, úsalo. Él ha levantado un poco la mirada, pero tampoco la ha buscado mucho, le interesaba más su móvil, que no ha dejado ni un momento hasta una parada antes de H. Ahí sí que se ha dedicado a mirarla, a mirarle las piernas… pero a la hora de bajar, ni un adiós. Creo que esta “historia de amor” no va a tener final feliz. Ella luego se ha quedado muy seria, y ha dejado de jugar con sus piernas y con su pose. Yo le diría: “Olvídate de alguien que mira más a su móvil que a ti”.Y muchos se preguntarán: ¿Y a mí qué me importa? Pues no me saca el sueño, pero creo que la mayoría de personas somos “cotillas” por naturaleza. Gracias a esto, programas y revistas del corazón y “realities” como “Gran Hermano” tienen tanto éxito. Aunque a mí me interesa más lo que pueda observar en directo que lo que me vendan en un programa o lo que me diga la supuesta “princesa del pueblo” o “la viuda de España” o el hijo de esta. Más que nada porque es más puro, más verdadero, menos manipulado...