Historia de bruguera xxii: el inicio de la debacle

Publicado el 22 mayo 2013 por Jonathanstriker

Consciente o inconscientemente, el enfoque de la nueva directiva de la editorial prácticamente ha ido relegando el cómic al género infantil más simple, sin apenas experimentar o potenciarlo como género literario para todas las edades. El tiraje medio de las revistas de historietas ha ido cayendo de 60.000 a 15.000 ejemplares, y bajando.
En 1982, el mismo año en que se clausura la Colección Oye/Mira, sucede algo realmente dramático: Bruguera, junto a su distribuidora Libresa, presenta la temida (y largamente rumoreada) suspensión de pagos en un juzgado de Barcelona (concretamente la tarde del lunes 7 de junio), justificada por los siguientes motivos:
  • La rescisión del contrato con la empresa editora de Interviú.
  • La devaluación del peso mexicano en un 78%.
  • La prohibición de salida de divisas de Argentina.
  • El encarecimiento de sus créditos internacionales por la devaluación de la peseta respecto al dólar.
Las deudas de la editorial alcanzan el valor de 3.909 millones de pesetas, mientras que las de su distribuidora son de 876 millones.
De los 1.752 empleados que tiene Bruguera hasta entonces, 545 se van a la calle. Después de que OITEBSA (Organización Interior de Trabajadores de Editorial Bruguera) hubiera ganado las elecciones sindicales de la empresa el 12 de junio (es decir, sólo 5 días después de que se presentara dicha suspensión), 1.056 de sus 1.207 trabajadores restantes se asocian para salvarla. Poco después, algunos de sus autores (entre ellos Vázquez y Jan) se suman a otras revistas de la competencia como Jauja (1982).

La revista Jauja (Ediciones Druida S.A.) aglutinó a varios de los autores de Bruguera en los últimos años de esta.


Por su parte, Víctor Mora sigue manteniendo desde 1980 diversos juicios contra la editorial para reclamar sus derechos de autor sobre El capitán Trueno y El Jabato. Esto no impide a Bruguera (ya intervenida judicialmente) adquirir y reformar en 1983 el TBO (su principal competidor), y dar luz verde a Superlópez, ¡Más madera! o Monstruos & Co en años posteriores. Pero las empresas y autores colaboradores ya no cobran de manera regular. Otro duro varapalo sucede cuando ese mismo año, 1983, la editorial pierde la concesión de los superhéroes de Marvel y Dc (que revertirían en Cómics Fórum y Ediciones Zinco respectivamente). Desde su retiro forzoso por enfermedad, Francisco Bruguera vive con especial angustia los críticos momentos por los que atraviesa la otrora poderosa compañía. Resulta obvio que está herida de muerte.