Yo no les voy a hablar del libro, porque García Márquez no es un autor, es un mundo. Él, como su amigo y recién desaparecido Álvaro Mutis no hacen literatura: hacen magia. Crean otro mundo al que puedes ir al rato de haber abierto el libro y del que sales un rato después de haberlo cerrado. Allí nada es posible ni imposible, simplemente sucede.
Así que esto por tanto no es la crónica de un libro, sino un agradecimiento a García Márquez por haberse dedicado a esto y a la madre por haberlo parido.