Revista Danza

Historia de la danza 7: las innovadoras norteamericanas del siglo XX

Por Fuensanta

El desarrollo de la danza en los EEUU se retrasó respecto a Europa, quizás a causa de una sociedad de valores morales muy rígidos que rechazaba el cuerpo y sus necesidades. Sin embargo, a comienzos del siglo XX se produce un cambio de valores, debido a la paulatina emancipación de la mujer en todos los ámbitos sociales. Por esta razón, una figura como Isadora Duncan, a pesar de que vivió la mayor parte de su vida en Europa, pudo destacar en esa cerrada sociedad. El culto al cuerpo y a su expresividad vino de la mano de Delsarte, cuyas enseñanzas entre las mujeres de la alta sociedad, las hicieron liberarse del corsé y sus estrictos vestuarios para practicar sus ejercicios, más estéticos que atléticos. Por otra parte, la cultura popular iba también a influir, siendo la principal aportación la de la música negra, con el jazz. Por todo ello, no es de extrañar que las principales figuras de la danza en EEUU fueran mujeres.

La pionera fue Ruth Saint-Denis, que junto a su esposo, Ted Shawn, fundaría la Denishawn School, centro de donde partiría toda innovación en la danza. Educada artísticamente en Europa, Saint-Denis fue maestra de destacadas jóvenes, como Martha Graham y Doris Humphrey, que pronto se desligarían de su maestra para tomar nuevos rumbos. También su esposo, tras separarse de ella, influyó considerablemente en el desarrollo de la danza masculina en EEUU.

De todas las personalidades de ese momento la más destacada sin duda es Marta

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Martha Graham

Graham, la cual iba a sentar las bases de la danza moderna y contemporánea. Con ella, como con Doris Humphrey, comienza a crearse una nueva técnica para la expresión de nuevas actitudes y sentimientos en un mundo de grandes cambios sociológicos e históricos.

Martha Graham y Doris Humphrey, al contrario que Saint-Denis, pensaban que el ballet clásico no era una fuente a tener en consideración, ni en su técnica ni en su vocabulario, para lo que pretendían crear. Intentaron crear un nuevo lenguaje que se adecuara a los nuevos contenidos. Graham decidió que, tras el abandono de la compañía Denishawn, tenía que desaprender todo lo asimilado. Siguiendo las ideas de Delsarte y de Isadora Duncan, identificó la zona pélvica como el centro de gravedad y de las emociones del ser humano, técnica de contracción sobre la que se desarrolló toda su técnica. En 1930 Graham creó un solo, llamado Lamentation, inspirado en una escultura del expresionista alemán Ernst Barlach, en el que exploraba temas que ocuparían toda su carrera, como

el tema de la mujer como generadora de vida y profeta de la historia. En el vestuario se alejó de la inspiración clásica de Duncan para utilizar trajes mucho más simples, de líneas rectas. Otro ballet, este de 1935, Frontier, estaba dedicado a las mujeres pioneras norteamericanas. Con música de Aaron Copland, Appalachian Spring (1944), vuelve a tocar este mismo tema. Con ello incorporaba a la danza el floklore del Oeste americano y de América Central, como en el caso de El penitente de 1940, que recoge ritos católicos mejicanos.

Doris Humphrey fue contemporánea de Martha Graham y su rival artística a lo largo de toda su vida. Empezó como ella en la Denishawn School, la cual también abandonó para continuar su propia carrera y estilo. Como ella, también buscaba nuevas formas de expresión, pero pensaba que de la forma nacería la expresión, al contrario que Graham, que anteponía la expresión a la forma. Por eso sus primeras

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Doris Humphrey

obras son muy formalistas y la preocupación a lo largo de toda su trayectoria fue el arte coreográfico. Su libro The Art of Making Dances es uno de los mejores tratados de composición coreográfica. Sus ideas estuvieron muy influidas por Nietzsche, del cual tomó la contraposición entre lo dionisíaco y lo apolíneo, que representaba para ella el equilibrio entre belleza y forma. Incluso su técnica está basada en estos principios, pues su fall and recovery representa la atracción de la gravedad del suelo y la lucha por mantener el equilibrio. Las composiciones de Humphrey destacan por el cuidadoso uso del grupo y sus posibilidades geométricas.

En 1934, la Universidad de Bennintong creó una Escuela de Verano para dar la oportunidad del encuentro a todos los jóvenes bailarines del país. Allí se encontraron Graham, Humphrey, Weidman, Merce Cunningham y John Cage. Lo que aquello propició principalmente, además de los múltiples talleres, clases y conferencias, fue la posibilidad de poder ver las innovaciones que cada una de las diferentes figuras estaban desarrollando. Fue de una gran importancia para el desarrollo de la danza en EEUU, y propició la recepción de toda clase de influencias, de modo que no se estableció la enorme barrera que separa la danza clásica de la danza moderna. Por otra parte, la institución ofreció una oportunidad única a un arte que había estado considerablemente apartado en este país, de modo que se popularizó entre los más variados públicos. Un factor de importancia es el éxito de los musicales de Broadway, y luego en Hollywood, de modo que el público pronto estuvo familiarizado con técnicas y vocabulario. Todos los coreógrafos importantes realizarían creaciones para los musicales y el público se acostumbró a la influencia mutua de diversas clases de danza. La figura que más iba a influir en esta popularización iba a ser Agnes de Mille, que pretendió entrar en la compañía de Martha Graham, pero ésta le aconsejó que siguiera su propio camino, como así hizo. Pasó un tiempo en Europa, donde se casó y trabajó con el coreógrafo Antony Tudor. Invitada por el Ballet Ruso de Montecarlo, creó su famosa coreografía Rodeo, con música de Aaron Copland. También coreografió el musical Oklahoma, de Hammerstein. Tuvo un éxito sin precedentes que la animó a seguir trabajando para musicales, como Brigadoon o Carrusel.

Siguiendo con la carrera de Martha Graham, hay que decir que ésta fue para la danza del siglo XX lo que Blasis en la danza clásica del XIX: codificó un vocabulario nuevo, a partir del cual surgen a lo largo del siglo diferentes escuelas y estilos. A partir de los años cuarenta, influida también por Nietzsche, desarrolla coreografías inspiradas en la mitología clásica, buscando la imagen arquetípica de la mujer, de lo cual son ejemplos las obras The triumph of Saint Joan (1950) o Clytemnestra (1958). Más tarde vivió la influencia del teatro Noh japonés y del kabuki. No era ajena a esta influencia el hecho de su colaboración con el artista Noguchi, que realizaba diseños para sus coreografías.

Martha Graham cambió el papel de la danza como pocas personas lo han hecho a lo largo de la historia, no sólo por la creación de un vocabulario específico para su técnica, sino también por la creación de una técnica diferente, y además regulada y codificada perfectamente. Los coreógrafos clásicos tuvieron que asumir sus creaciones y absorberlas, de modo que la danza clásica también resultó enriquecida.


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