Objeto de deseo de las grandes potencias mediterráneas, la tierra ibérica recoge la sangre de las milicias de Cartago y Roma en su batalla por la supremacía del mundo conocido. Tras el triunfo de Escipión sobre el rival más poderoso de su tiempo, la lengua latina, el saber clásico, el derecho, los dioses del Olimpo, el cristianismo y los estandartes de los ejércitos unen las regiones peninsulares en su destino común.De la mano del Imperio romano, la península Ibérica conocería la paz y el despertar de las ciudades con su red de alcantarillado y su estampa de anfiteatros, foros, termas, acueductos y monumentos. Como en el resto del universo romano, la urbe pasa a ser protagonista de la vida económica y política de Hispania y, allí donde no llega, las minas y los latifundios, las guarniciones militares y los viejos poblados indígenas ocuparían su lugar. TEATRO ROMANO DE MÁLAGA RESTOS ARQUEOLÓGICOS ROMANOS DE ZARAGOZA ACUEDUCTO DE SEGOVIA LOBA DE ROMA EN SEGOVIA Y AUGUSTO EN ZARAGOZA
Y Gutierre de Cetina"Si de Roma el ardor, si el de Sagunto,de Troya, de Numancia y de Cartago;si de Jerusalén el fiero estrago,Belgrado, Rodas y Bizancio, junto;si puede a piedad moveros puntocuanto ha habido de mal del Indo a Tago,¿por qué del fuego que llorando apagoni dolor ni piedad en vos barrunto?Pasó la pena de estos, y en un horaacabaron la vida y el tormentopuestos del enemigo a sangre y fuego.Vos dais pena inmortal al que os adora,y así vuestra crueldad no llega a cuentoromano, turco, bárbaro ni griego."
También la decadencia de las ciudades hispanas sería objeto de literatura poética. A principios de del siglo V el edificio político de Roma se resquebraja. Hispania se convierte en una hoguera de pillaje y luchas entre rivales bárbaros por el control de los antiguos territorios de las metrópolis. Atrás van quedando las urbes con cultura clásica esculpida en monumentales estaturas y con su historia de trágico teatro. A esta urbe hispana en decadencia Dionisio Ridruejo dedicó En Mérida:"Fuiste en la tierra creación conclusay libertad del hombre edificada,distinta y sin futuro, al fin pasaday desterrada al fin y al fin ilusa.De un tiempo usó la eternidad tu musa,mas fuiste con el tiempo amortajaday la materia fue materia de naday ni aun recuerdo la razón confuse."El derrumbe del Imperio y sus ruinas esculpieron el fracaso de Roma al paso del tiempo e inspiraron es estos versos a Rodrigo Caro escritos en el siglo XVII bajo el título Canción a las ruinas de Itálica:"Sólo quedan memorias funeralesdonde erraron ya sombras de alto ejemplo,este llano fue plaza, allí fue templo;de todo apenas quedan las señales.Del gimnasio y las termas regaladasleves vuelan cenizas desdichadas;las torres que desprecio al aire fuerona su gran pesadumbre se rindieron.Este despedazado anfiteatro,impio honor de los dioses, cuya afrentapublica el amarillo jaramago,ya reducido a trágico teatro,¡oh fábula del tiempo, representacuánta fue su grandeza y es su estrago!Aquí nació aquel rayo de la guerra,gran padre de la patria, honor de España,pío, felice, triunfador Trajano,ante quien muda se postró la tierraque ve del sol la cuna y la que bañael mar, también vencido, gaditano."
TEATRO ROMANO DE MÉRIDA
También en el Siglo XVII, en pleno Barroco, el literato Juan de Jáuregui colocó un Epitafio a las ruinas de Roma:"El nombre ausonio, que ligera y sueltala fama un tiempo resonó, y el cultotemplo tarpeyo , a quien el indio ocultorindió tesoros y el iberio celta,aquí difunto yace. Aquí, resueltala piedra en polvo y el antiguo bulto,nos muestra Roma su sepulcro inculto,en las cenizas de sí misma envuelta.Fue rara Fénix, que su cuerpo mismoquiso abrasar en encendidas guerras,por que su vida renovase el vuelo.Y si un tiempo rigió las anchas tierras,hoy extiende desde ellas al abismosu sacro imperio, y al empíreo cielo."