Historia de la joyería otomana

Por Elydupont1990
By María Collado

Selección de joyas otomanas de la Colección Teodora de Avenio

Imperio Otomano. 1526. Un antiguo registro de la época ya recogía la existencia de 90 artesanos joyeros al servicio del Sultán. Daba comienzo una época de gran riqueza y esplendor que se manifestó en todos los aspectos de la vida. El arte de la joyería otomana empezaba ya a brillar con luz propia.

No sólo de oro y piedras preciosas se nutrían los talleres de estos artesanos; eran expertos en utilizar una gran y variada cantidad de materiales, tales como cuero, cristal, marfil, hueso,  nácar, madera y metales como el zinc, estaño, cobre y sus aleaciones.  Caracterizados por su barroquismo y riqueza ornamental,  multitud de joyas y de objetos decorativos eran producidos cada semana en estos ateliers para atender la demanda.


Collar otomano en seda, latón bañado en oro, piedras semipreciosas y perlas de Avenio


Precisamente en la utilización de otros metales no-preciosos radica una de las diferencias fundamentales de la joyería otomana en comparación con la producción joyera occidental de la época que se centraba en el oro y en la plata. Otras diferencias se refieren al tallado de las piedras o a la disposición o simetría de los diseños, con abundancia de motivos naturales al gusto contemporáneo.

La expansión que vivió el Imperio Otomano en Asia entre los siglos XVI al XVIII permitió la explotación de nuevos yacimientos de minerales y piedras preciosas, capaces de abastecer la demanda de una clase dominante cada vez más rica y poderosa.  La producción de joyas fue creciendo proporcionalmente.


Collar otomano en seda, latón bañado en oro y piedras semipreciosas de Avenio

Entre las piezas más usadas por el sultán, sus cortesanos y súbditos están los tocados y adornos para la cabeza y turbantes con plumas, que se convirtieron en símbolo de poder y que adornaban incluso a los caballos en las ceremonias palaciegas.  De diseños florales y en forma de gota, con magníficas piedras semipreciosas, los podemos admirar vestidos por los sultanes en los retratos oficiales. Las mujeres podían llevar uno en la frente y otro en la parte posterior de la cabeza.

Los alfileres y broches eran otras de las piezas más utilizadas como adorno para el pelo y la ropa. De nuevo, muchos motivos inspirados en la naturaleza, flores, tales como tulipanes, rosas, violetas, pájaros, mariposas o insectos.

Los pendientes tenían también un lugar preeminente en la joyería otomana. De mil formas y componentes, desde pequeñas perlas a largos y chandelier, han sido utilizados por las mujeres turcas para resaltar su belleza y su vestimenta. Tradicionalmente se clasifican por los colgantes, sencillos o dobles que consisten en tres gotas denominadas los tres pies.


Pendientes otomanos en latón bañado en oro y piedras semipreciosas de Avenio


En cuanto a las pulseras y brazaletes, qué decir, eran considerados no sólo un adorno sino una inversión, que podía ser convertida en dinero cuando sus dueñas tuvieran necesidad de ello. Especialmente apreciados eran los brazaletes de espiral y en forma de serpiente.

Brazalete otomano de la Colección Teodora de Avenio

Los sellos y anillos con incrustación de piedras preciosas y semipreciosas eran también muy populares, en especial los rubíes y las esmeraldas entre las gemas y la cornalina, amatista y jade entre las piedras semipreciosas. Eran llevados en más de un dedo. Los solitarios y anillos de diamantes en forma de rosa eran también muy populares.

Anillo de diseño otomano en latón bañado en oro y piedra semipreciosa de Avenio


Buenos días y buena suerte.