La historia de la literatura es difícil de contemplar tanto en una escala global como con una naturaleza unidireccional. Esto es especialmente cierto en el caso de los inicios mismos de la literatura escrita, inicios sobre los cuales la mayoría de los especialistas en la materia no se han puesto de acuerdo. Si bien conocemos algunos excelentes ejemplos que han sido temporalmente descritos como “la primera obra literatura escrita de la humanidad”, semejante afirmación resulta siempre difícil de mantener. Así, por ejemplo, el sumerio Poema de Gilgamesh o el egipcio Libro de los muertos son obras indudablemente literarias que sin embargo se nos presentan aisladas, y de cuyos contextos tanto literarios como sociales y culturales nos es muy difícil conocer lo suficiente. Huelga decir que muchos de estos textos tan tempranos no nos son conocidos en sus formas originales, sino en transcripciones o traducciones fijadas, en algunos casos, con varios siglos de “retraso”.
Además, es necesario recordar que la literatura no se desarrolla igual, ni al mismo tiempo, en todos los lugares del mundo. Si bien en todos los grandes imperios y en todas las culturas de la antigüedad (Sumer, Akkad, Egipto, Grecia, Roma, Persia, India, China…) se desarrolló en mayor o menor escala una importante actividad literaria, las diferencias son enormes, y el desarrollo completamente diferente. En cualquier caso, la historia de la literatura no se puede contar igual en Europa que en América, Asia, África u Oceanía. Las tradiciones divisiones históricas en literatura antigua, medieval, moderna y contemporánea son sólo válidas para las literaturas occidentales (las europeas en particulares). La literatura asiática, en particular la china y la japonesa, se entienden atendiendo a las tradicionales divisiones históricas de dichos países, mientras la división entre literatura precolombina, colonial e independiente se amolda mejor a las literaturas latinoamericanas. www.poesiagt.com