Historia de la masa: de tiranos, mayordomos y esclavos a hombres libres

Por Revistaletralibre

Por Ezequiel Tena

La necesidad de estudiar la historia puede de algún modo reducirse a la búsqueda del porqué de aspectos tales como la abolición tardía y excepcional de la esclavitud en las sociedades. A priori, porque así nos lo han enseñado, achacamos a la falta de humanidad del llamado "amo" o a su crueldad y capacidad coercitiva el hecho de que pocas veces se rebelen los esclavos. Hay autores que señalan que solo los que han sido libres alguna vez querrán volver a serlo y que los que no han conocido la libertad son incapaces de soñar con ella. Creo que ninguna de las dos proposiciones es cierta. Diría más bien que la libertad es anhelo espiritual de no demasiados, y que ese anhelo es el contrapunto de los deseos inconfesables de aspirantes a tiranos. Y de sus muchísimos mayordomos: basta respirar el aire para percibir el servicio a la tiranía como oportunidad. Una oportunidad frecuentemente justificada por la imposibilidad de cambiar las cosas que se le atribuye a la resignación. Al final y a la postre, no pueden esperarse actos libres de quiénes conciben la propia vida únicamente bajo el mandato de la adaptación al medio. Ello y nada más mueve al mayordomo: el celo para con el amo.

Así que hombres libres, aspirantes a tirano y servidores domiciliados. El resto de la humanidad, siento decirlo así, es masa. Por eso, la historia se ejecuta y el relato histórico, en tanto sea presentado como inamovible y cerrado, se impone (al igual que ocurre con la ciencia cuando se da la ausencia de debate). Es decir, la historia se realiza desde siempre en la discordia y el enfrentamiento entre los anhelos de libertad de algunos y la voluntad de tiranía de algunos otros; pero el relato está acechado constantemente por la tiranía. Mientras lo ya ocurrido- en el seno de la propia dialéctica histórica- no puede cambiarse, el relato es por su naturaleza dialéctico y presente. Libertad y tiranía son irreconciliables. Una sociedad es libre cuando sobre el ansia de la tiranía triunfa el espíritu de los libres.

La masa, siento decirlo y más aún pensarlo, solo se acoge a la libertad cuando la libertad es puerto seguro; porque la masa medra con la libertad cuando ésta parece por la razón aconsejada igual que medra en la tiranía cuando ésta está por la fuerza asegurada.