Hace ya algunos años presenté una novela a un premio de literatura romántica y no lo gané. Así contado no parece una gran anécdota, ya lo sé, pero viene a cuento de la decisión del jurado del III Premio Titania de novela romántica, de declarar desierta esta convocatoria. Esto ha suscitado muchos y variados comentarios en las redes, teorías de la conspiración incluidas. Mi opinión es que es algo bueno y dice mucho sobre las tres mujeres que forman el jurado, entre ellas la autora ganadora de la anterior edición, que han decidido no escoger ninguna de las novelas presentadas como ganadora de este premio.Entiendo el disgusto y la desilusión de las autoras que se hayan presentado, es de suponer que muchas, puesto que el premio era cuantioso, y sé que en este momento estarán muy decepcionadas, pero como todos los disgustos, os aseguro que se pasa con el tiempo. Y os lo digo por experiencia. Y a eso viene mi anécdota. Yo me presenté a un premio y no lo gané. Todos los años se convocan varios premios, a los que se presentan cientos de novelas, y de todas ellas, solo unas pocas lo ganan. ¿Qué pasa con el resto? ¿Tiras la novelala papelera? ¿Renuncias a tu carrera de escritora? Os contaré lo que hice yo. Guardé la novela en un cajón. Después la volví a sacar, la releí, la corregí, la amplié, la di a leer a mis lectoras de confianza y varios meses después, la novela fue publicada por una editorial.
Esta novela se titula “No soy la Bella Durmiente”, y meses después de su edición recibió el mejor de los premios, el que otorgan los lectores, que le concedieron el Premio Dama a la mejor novela chick lit publicada en España en 2014.