Historia del agua embotellada

Publicado el 18 marzo 2010 por Nmartincantero

Subía en el ascensor de una de las torres Kío el otro día cuando entraron dos hombres con pinta de ejecutivos, con sus corbatas y maletines. "Cómo son estos consultores", dijo uno de ellos dirigiéndose al otro. "Te piden prestado el reloj y te cobran una millonada por decirte la hora".

Algo así, aunque en otro orden de cosas, ocurre con el agua embotellada.

En Segovia, por poner un ejemplo, el agua del grifo es tan mala que si la bebes mueres en el acto. Eso aseguran sus paisanos, que se desloman subiendo las botellas de agua mineral del supermercado porque ni siquera confían en los sistemas de filtrado.

Mientras tanto, Bezoya capta el líquido elemento a pocos kilómetros de la ciudad. Las Calderas del río Cambrones, zona de recreo y disfrute de muchas generaciones de segovianos, están cerradas al público desde que la compañía puso en marcha su planta embotelladora.

Por no hablar del desequilibrio medioambiental que se está produciendo en una zona que, por lo demás, ha crecido como la espuma presa del furor urbanístico-especulativo de los últimos tiempos, proyecto de campo de golf incluído. Todo esto ya lo advirtió el Seprona en su momento, pero al parecer no ha habido cambios.

Cosas que pasan.

Cosas que pasan cada vez más a menudo.

Los autores de Historia de las Cosas la emprenden esta vez contra esta industria en Historia del Agua Embotellada. El vídeo, que verá la luz el 22 de marzo, promete tanto como el anterior, a juzgar por este avance (por el momento sólo en inglés).

El vídeo explica cómo se fabrica la demanda para conseguir que los norteamericanos compren más de 500 millones de botellas de agua mineral por semana cuando ya disponen de agua de grifo.

Explora, además, los ataques de la industria del agua embotellada contra el del grifo y el uso de publicidad muy seductiva, basada en temas medioambientales, para ocultar las toneladas de desperdicio plástico que produce.