Historia del boletin el broquel de sade zona norte

Publicado el 11 septiembre 2010 por Elparajedeolivos
El Broquel es una publicación periódica y gratuita que tiene por objeto difundir el trabajo de quienes integran la filial Zona Norte de la S.A.D.E. Esta página pretende, simplemente, reflejar el contenido de esa publicación a través de la WEB.

El tiempo, que es misterioso y asimismo arbitrario, dirá si este modesto propósito inicial acaba transformándose en otra cosa.


Nacida de la natural tendencia a donner libre cours â notre envie de faire, que creemos compartir con el lector (y con todo el mundo), El Broquel es la respuesta con la que un grupo de anónimos hacedores ha hecho frente al inevitable acontecer del universo, que es insensible, áspero y ciego, por completo ajeno a las fruslerías del arte. El tiempo (otra vez) y el inevitable acontecer del universo (insensible, áspero, ciego y por completo refractario a los artificios del arte), dirán si hemos acertado o no con la propuesta.
En lo que respecta a esta página, en el apartado LOS CLÁSICOS del menú de opciones, el lector podrá examinar una serie de notas que constituye una sección fija de la revista. CRONOLOGÍA es un prolijo resumen de las vicisitudes por las que ha transitado esta seccional de la S.A.D.E, desde su gestación hasta la fecha. TRABAJOS, el heterogéneo muestrario de algunas de las producciones que integran la publicación. En cuanto a LINKS, basta con decir que se trata de un acceso a ciertos lugares de la red que pueden resultar de interés.
De los diversos EDITORIALES que justificaron los números aparecidos hasta ahora, hemos elegido el primero, ya que constituye en sí mismo toda una petición de principios, un resumen del espíritu que nos guía:
La publicación de un primer número suele servir de presentación y de excusa. Esta edición inicial de EL BROQUEL pretende ser la vacilante materialización de esos dos irreprochables objetivos.
El 15 de febrero de 2000, Estela Garrido, Luis García y Marta Pérez, noticiaron a Carlos Paz, Director General de la S.A.D.E., el propósito de fundar una filial que convocara a los escritores de San Isidro y Vicente López. El 26 de agosto, la S.A.D.E. Zona Norte hacía su presentación oficial en los salones de la Biblioteca Bernardino Rivadavia, de Martínez.
Ha transcurrido un año vertiginoso. Un año de expectación y aprendizaje. Un año heterogéneo. El preludio de lo que vendrá. La prolija revisión de esos doce meses puede hallarla el lector en las páginas centrales de este periódico.
Decía Platón que todo arte es un mero simulacro (o, lo que es peor, el torpe simulacro de otro simulacro). En el ámbito de la literatura, dos espejismos han contribuido a alimentar la vigencia de esta impugnación platónica: uno, el del artista como eficaz cazador de imágenes que andan flotando por ahí; otro, el del artista poseído por elocuentes musas, que derraman sobre él el arbitrario don de su gracia. Ambas representaciones son falsas: dos imperdonables formas de desconsideración hacia el lector y hacia el propio trabajo. Digamos que, en última instancia, todo arte es ni más ni menos que un oficio, simplemente un oficio, tan digno o indigno como cualquier otro. No comulgamos con la mistificación del arte. Su finalidad es hedónica. El placer justifica todo arte, plenamente. Así lo entendió Poe. Así lo entendió Quevedo. Así lo entendió Flaubert. Así lo entendemos (así deberíamos entenderlo) quienes formamos parte de la S.A.D.E. Zona Norte y elaboramos este número inicial de EL BROQUEL.
Un broquel es un escudo y, en sentido figurado, es también una defensa y un amparo. Abusemos un poco de la metáfora, sin sentirnos en exceso culpables: afirmemos que la publicación que este prefacio inaugura, es un lugar de refugio, un sitio en donde un puñado de ignotos hacedores buscará ponerse a salvo del indiferente acontecer del universo (que nada sabe de poética o de retórica) y del siempre pavoroso olvido, acaso lo único a lo que todo, secretamente, aspira.