La saga de los Gil de Tarragona
En el libro La familia Gil. Empresarios catalanes en la Europa del siglo XIX (Barcelona, 2010), el autor, Martín Rodrigo y Alharilla, aporta interesantes noticias que recogemos en estos artículos para información de los lectores.
Pablo Gil Roig era mestre de cases o constructor de obras. En marzo de 1808, obtuvo del Cabildo de la Catedral de Tarragona, la cesión bajo forma de un establecimiento de 150 metros cuadrados junto al puerto de la ciudad. Este almacén, le sirvió a su hijo Pedro, nacido también en Tarragona, el 15 de septiembre de 1783, para dedicarse al comercio marítimo.
Pedro Gil Babot empezó a actuar como comerciante individual con veintisiete años de edad en 1810. Un año después se asoció comercialmente con José Serra Riba, un veterano hombre de negocios de Barcelona, aunque continuó actuando desde Tarragona. Cuando la ciudad fue tomada por el ejército napoleónico en junio de 1811, optó por marchar a la ciudad de Mallorca donde en 1812, Pedro abrió su segunda casa de comercio que mantuvo operativa hasta 1815. Desde la isla se casó por poderes con Josefa Serra Cabañes, hija de su socio, cuya familia vivía entonces en Vilanova i la Geltrú. Tuvo que pasar casi un año para la efectividad del matrimonio, puesto que la ceremonia religiosa se celebraría el 2 de mayo de 1813. Unos meses después, cesada la ocupación francesa, el matrimonio Gil-Serra regresó a Tarragona. Allí nació el 7 de enero de 1814 el primogénito al que bautizaron también con el nombre de Pedro, el mismo de su padre.
http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Gil_y_Babot#El_ferrocarril_de_Barcelona_a_Tarragona_por_Villanueva_y_Geltr.C3.BA
En junio de aquel año,Pedro Gil Babot compró al Cabildo de la Catedral de Tarragona un solar de 15.892 palmos cuadrados, ubicados junto al almacén de su padre en el puerto de la ciudad. En 1818, volvió a comprar otro solar contiguo al anterior de 4.012 palmos cuadrados, que junto con otros diversos sumaban 22.504 palmos equivalentes a 850 metros cuadrados en los cuales mandó levantar diversos almacenes junto al primero que había construido su padre, don Pablo.
La familia Gil-Serra se mudan de la Tarragona provinciana a Barcelona, la gran capital catalana, donde había decidido entonces establecer el epicentro de su actividad empresarial y el 9 de julio de 1814 abrió allí una nueva casa de comercio. Pedro Gil Babot, tenía entonces treinta años, y su mujer Josefa Serra Cabañes, veinticinco. Para sus intereses en Tarragona otorgó poderes generales a favor de su cuñado, el también comerciante Nicolás Dardet, al que convirtió en su hombre de confianza en Tarragona.
En Barcelona, la familia tarraconense Gil-Serra aumentará su prole con diez hijos más.
La saga tarraconense de los Gil, en Barcelona
El 12 de septiembre de 1814, mientras abría su casa de comercio en Barcelona, Pedro Gil Babot participaba asimismo en la financiación de la fragata Cristina, velero abanderado en Lloret de Mar el 22 de septiembre de 1814, según indica el historiador Martin Rodrigo en su citada obra. Dos años después, en septiembre de 1816 Gil aportó la cuarta parte necesaria para financiar la construcción de otro velero mercante, se trataba de la polacra Constancia. Tres meses después, Gil decidió armarla en corso, actividad legal entonces, regulada por la Corona en tiempo de guerra. El buque zarpó en diciembre de aquel año desde Barcelona a Veracruz, de México.
Con su suegro José Serra, Pedro Gil compartió en sociedad la propiedad de los buques mercantes, la fragata Merced y el bergantín Tellus, realizando viajes a las islas del mar Caribe. En esa fecha hacía un año que había fallecido José Serra, su socio y suegro, A partir de entonces la familia Gil-Serra pudo operar con el patrimonio que José Serra, el suegro de Pedro Gil Babot, había ido acumulando a lo largo de su intensa trayectoria como comerciante y como armador.
En mayo de 1822, Gil puso en servicio un nuevo bergantín, del cual era dueño único y absoluto al que denominó Cristina, matriculado en Tarragona. Este buque fue apresado en 1823 por uno de los corsarios insurgentes con bandera colombiana. Gil se vio obligado entonces, a financiar la construcción en Lloret de Mar otro velero: el bergantín Romano que fue botado en abril de 1824. No obstante, apenas siete meses después, Gil lo vendió a dos comerciantes ingleses, residentes en Gibraltar. La operación le reportó pingües beneficios ya que le había costado 1.825 pesetas de la época, y lo vendió por 47.500.
El negocio de financiación, construcción y venta de buques fue el principal y constante negocio de la saga Gil Babot, de Tarragona, junto con la actividad comercial importadora y exportadora. El despacho del naviero Gil Babot en Barcelona, estaba decorado con mapas de las Antillas y cuadros con reproducciones a la acuarela de las fragatas Curra, Pepita o Esperanza, o de las corbetas Famosa, Estrella, Nueva Lidia o Camila. La fragata Curra navegó durante casi veinte años hasta que naufragó, cerca de Tarragona, el 14 de diciembre de 1864. Entonces llevaban el negocio dos de los cinco hijos de Pedro Gil Babot: Pablo y Leopoldo Gil Serra.
Después de la desamortización de Mendizábal de 1835, el tarraconense Gil Babot, entonces Diputado en Madrid por Tarragona, en junio de 1841 se hizo entre otras muchas propiedades, con 186 hectáreas de terreno rústico y forestal, procedentes en este caso de tierras desamortizadas pertenecientes al Monasterio de Poblet. Se trató de cuatro fincas contiguas denominadas Riudabella, Lo Mallol, La Viña del Prior y Mingaña, en las que había, sobre todo, viñas pero también cultivos de huerta, avellanos, almendros, nogales y ganado.
Sin embargo, si bien hay una parte de la experiencia empresarial de la familia Gil ligada a lo viejo, hay otra parte vinculada a las nuevas tecnologías, la innovación y alriesgo de lo nuevo. La empresa que mejor representa este aspecto innovador y emprendedor de la familia es la Sociedad Catalana para el Alumbrado por Gas. Fue iniciada por Pedro Gil Babot, quien la fundó de la mano de Charles Lebon. Sin embargo, a posteriori mantuvo un importante pleito con el francés y otros socios, y fue su hijo José quien la continuó. José Gil Serra se ocupó de desarrollar el negocio paterno y además lo extendió y reprodujo su éxito en tierras andaluzas. Constituyó en la década de 1870 la Empresa del Gas de Córdoba, la cual, lo mismo que la catalana, rindió pingües beneficios a la familia
ERNEST VALLHONRAT i LLURBA
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