Historia del rey Arturo

Publicado el 03 agosto 2017 por Rubencastillo

El rey Arturo. La Tabla Redonda. Excalibur. La reina Ginebra y sus amores con Lanzarote. El castillo de Camelot. La misteriosa isla de Avalon. Morgana… Pocas historias han dado tanto de sí en el mundo de la literatura, del cine, del ensayo, del cómic, como el ciclo artúrico, formado por un conjunto de leyendas e historias de variada procedencia que se fueron compactando literariamente hacia el siglo XII.El estudioso Carlos García Gual se aproxima a esta materia con afán divulgativo y compone Historia del rey Arturo y de los nobles y errantes caballeros de la Tabla Redonda (Alianza Editorial), una obra escrita con enorme sabiduría y con enorme amenidad donde nos explica que existen indicios que permiten sospechar la existencia histórica de un guerrero que quizá sirvió como base para crear la figura mítica de Arturo. Era “un posible caudillo militar de finales del siglo V” sobre el que se superpusieron adherencias clásicas y religiosas, hasta que Geoffrey de Monmouth unificó y llenó de fantasía la historia.Lentamente se va configurando la silueta de un monarca liberal, generoso, justo e idílico que, primus inter pares, se sienta a la Tabla Redonda con sus nobles y organiza a su alrededor un espacio novelesco de singular armonía.En este proceso ocupa un papel preponderante Chrétien de Troyes, uno de los primeros novelistas europeos, muy interesado en la historia de Tristán e Isolda y que redacta sus textos en pareados octosílabos. Carlos García Gual lo elogia diciendo que “es mucho más que un buen narrador, es un poeta y un educador”. Él introduce en el ciclo artúrico el Grial, que no es en sus orígenes más que un plato ancho (“gradalis”). Robert de Boron desarrollará después la parte religiosa identificándolo con el cáliz usado por Jesús en la Última Cena. Y resulta evidente que “la senda que lleva al Santo Grial es un sendero de perfección ascética cuyo ritual es preciso y supone tanto una ascesis interior como la práctica de los sacramentos”.
Con una prosa sobria y con una documentación exhaustiva, García Gual nos va desgranando las diferentes versiones que se han popularizado sobre las historias artúricas, desde sus orígenes hasta la versión musical wagneriana o la revisión paródica de Mark Twain (Un yanqui de Connecticut en la corte del rey Arturo, 1889). Muy interesante.