Continuando con la corriente vampírica que me embarca en los últimos tiempos (y aún no he comentado Drácula de Netflix), le llega al turno a una de las obras más actuales, ya sea por su fecha de publicación o por la forma de tratar su contenido.Y es que podríamos calificarla como premonitoria o adelantada a su tiempo, puesto que aborda el tema vampírico de forma muy similar a la pandemia que ahora nos invade. A modo de recopilación de diarios personales de personajes muy diferentes por su trabajo o ideología, pero todos relacionados de forma directa con el fenómeno, el autor nos narra la aparición y propagación de unos chupadores de sangre muy particulares. Aquí está el quid de la cuestión, puesto que se contempla al vampiro de toda la vida de una forma muy diferente a la clásica y con verdaderas implicaciones en la vida política, religiosa y cultural que conocemos.Por ponerle alguna pega, diré que en algún pasaje se le va la mano a Raymond con la palabrería propia de la abogacía, supongo que será por deformación profesional; y que es, obviamente por el origen del autor y la ubicación de la trama, muy americana. Esto ya lo he comentado en otras obras sobre el tema zombie, cuyo abordaje dista mucho culturalmente dependiendo del país donde se ubique. Con toda probabilidad, lo narrado en este libro se habría vivido de forma muy distinta en nuestro país por ejemplo.Lean, lean, y que sus pelos se pongan de punta comprobando cómo la ficción está cada vez más cerca de la realidad. Y así estarán preparados y no les sonará a chino cuando se les venga todo encima y no sepan cómo actuar. A los hechos de hace unos meses me remito...