Hubo una vez que yo tracé surcos por los enormes mares, enfrentando las feroces ola que amenazaban el humilde barco que yo navegaba. Esta muy claro que ahora ya no realizó estas actividades. El mundo ha cambiado y al igual que él yo he evolucionado, el inmortal que ahora soy simplemente se dedica a contar historias antiguas a los que estén dispuestos a escuchar.
¿Te preguntaras que metáfora estaré diciendo ahora al mencionar la palabra «inmortal»?
La respuesta reside en la misma palabra, pues no he buscado ningún otro significado mas del que ya se ha dicho. La vida es un legado por si mismo que nunca muere, solo pasa el relevo al siguiente portador de una historia interminable hasta la fecha. Si estas dispuesto a escucharme te explicare las palabras de un hombre cercano a su lecho de muerte, un hombre que llevaba en si mismo un hecho que todos sabemos pero no conocemos.
En su momento yo disparé un arma mientras mi caballo se encabritaba, durante un instante me llene de terror al sentir la angustia de escaparme de casa, por años me enfrenté a un ejercito mientras defendía una tierra reclamada. Historias que no son mías pero a la vez nos han formado tal cual nos vemos en el espejo. Cada decisión de aquellas vidas tan lejanas a la mía han seguido teniendo el mismo efecto en la actualidad, la misma vigencia y el mismo rigor que en su momento lo tuvieron.
En este instante les doy a ellos, nuestro predecesores, mis más sinceros reconocimientos. La vida esta llena de historias, nosotros mismos somos la prueba de ello pues nuestra existencia solo confirma la veracidad de la mayoría de ellas. Hay tantas burlas sobre nuestros abuelos y sus típicas entradas a un relato aburrido como por ejemplo: «En mis tiempos…» Yo me dediqué hace dos días a escucharlos, como prueba de ello dejo este escrito, el cual solo ha contado una mentira hasta ahora pues todo lo demás ha sucedido tal cual he contado. Mi existencia y vida son fruto de un relato de aventuras tan increíble que perduró siglos hasta llegar a nuestra actualidad. Es mi turno de llenar el siguiente hueco, al igual que te toca a ti hacer el tuyo y al próximo a realizar el suyo.
La ironía de los encuentros es tan profunda, que seguramente ahora me este leyendo el próximo gran personaje de la historia.