Historias de portabebés: La historia de Silvia

Por Felizenbrazos

Esta semana, ha querido compartir con nosotros su experiencia con los portabebés Silvia, una mamá de dos niños preciosos. Aquí os la dejo:

Cuando estaba embarazada de mi primer hijo, el que sería su padrino nos propuso regalarnos un portabebé por su nacimiento La verdad es que hasta entonces no se nos había ocurrido, ni tampoco estaba entre la lista gigante de chismes que todo el mundo nos aseguraba que eran imprescindibles, pero buscamos, leímos, nos informamos y le dijimos que queríamos un portabebés ergonómico, así es como la ergobaby llegó a nuestras vidas.
La verdad es que con Guille la usamos poco, solo cuando era muy pequeño de forma habitual, y después esporádicamente en los centros comerciales, porque los odiaba y siempre terminaba llorando para que le sacáramos del carro. Tengo que decir que Guille fue un bebé enorme, de los grandes y gorditos que siempre se salía de las tablas de percentiles por arriba. A él no le gustaba ir en la mochila y nosotros no insistimos (hace poco descubrí en tu página las mochilas toddler y pensé que de haberlo sabido entonces nos habría ido mejor). El caso es que llegó mi segundo embarazo, mis hijos se llevan 27 meses y la llegada del peque a casa coincidió con que su hermano mayor salía corriendo sin mirar atrás cada vez que salíamos a la calle, así que desempolvamos la ergobaby, compramos el nuevo adaptador de recién nacido y la empecé a usar para llevar al grande en el carro y al peque encima. Ocurrió que nos encantaba a los dos, que volvíamos a casa y lloraba al querer soltarlo, y solo allí estaba feliz, así que durante algo más de un año y medio la hemos usado casi a diario en casa, para poder achuchar al peque y a la vez atender al grande en los temas domésticos y también para llevarle al cole calentito sin tener que andar sacando y metiendo carro del maletero del coche!
Papá, que con Guille ni siquiera lo intentó más que un par de veces, se ha vuelto un defensor absoluto de los portabebés y nunca jamás usa el carro por las mañanas mientras están Óscar y él solos y yo, para rematar, me compré un maravilloso tonga que he usado para ir a clases de natación, a la piscina, cocinar en casa en crisis de brazos o llevarle a cuestas cuando su hermano duerme en el carro, porque solo tengo que sacarlo del bolso y desdoblarlo Los conocidos, en general, nos miran raro, aunque a medida que las amigas tienen niños aumentamos los conversos y la gente nos ha dicho cosas de lo más variopintas en estos dos años, desde que pobre espalda (¡para nada molesta!) hasta que ¡ese pobre niño se iba a asfixiar ahí metido! Pero nosotros estamos encantados con la experiencia y la recomendamos sin dudas a todo el que nos pregunta.

Pues este es un claro ejemplo más de cómo los portabebés nos ayudan cada día, en caso de tener que atender a un hermano mayor. y por supuesto, con un bebé feliz en brazos, que llora porque no quiere que lo saquen. ¿Quieres contarnos la tuya?