Tía Amapola hoy entró tirando un portazo y diciendo, «¡Anda a rezá pa’que Dios te perdone lo mal hijo que has salío». Dijo y le dio al ícono de «end» de la pantalla del Iphone con la uña acrílica pintada con bolas navideñas, tan duro, que pensé que la rompería.
Yo imaginé que estaría furiosa porque Padrino no quiere llevar a la mamá a pasar las navidades en Cúcuta con los tíos, pero no, no era con Padrino que hablaba:
—Ay, mi niño, yo no sé qué hice yo en esta vida pa’que Dios me haya castigao con un hijo tan ingrato como Yoyo.
Los ojos se le aguaron y una lagrimita le resbaló por la mejilla izquierda.
—Pero ¿que pasó, tiíta? ¿Por qué está tan fúrica con Yoyo? En estas fechas de alegría y unión familiar uno no debe estar peleando con los hijos.
—¿Tú crees que es…
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