Historias del Ponte Vecchio [Florencia]

Por Fadiris


A veces el tiempo, otras el arte o la pasión, e incluso el turismo, hacen crecer y alimentan leyendas sobre los lugares. Cuando se trata de sitios tan turísticos, siempre salen a relucir historias que no sabemos ni cómo se originaron ni el contenido de mito o realidad que encierran.
Una edificación tan antigua como el Ponte Vecchio ha anclado sus raíces en la historia florentina y se ha convertido en uno de los símbolos más conocidos de la ciudad. 
En este punto inicialmente se localizaba un puente de madera construido por los romanos. Fue en 1345 cuando se levantó el puente con su forma actual, obra de los arquitectos Taddeo Gaddi y Neri di Fioravante.
 El Puente Viejo de Florencia se compone de tres grandes arcadas sostenidas por potentes pilares que le dan estabilidad. Una de sus características principales es que no está construido con la única finalidad de proveer el paso hacia la otra orilla del río, sino más bien como una auténtica calle de negocios, con locales a ambos lados que sobresalen como balconadas de colores y se apoyan sobre pilares de madera.
En el centro se dispone un espacio libre de locales, con tres arcos que se abren en forma de galería a un lado, y al otro se sitúa el busto de Benvenuto Cellini, el célebre orfebre autor de la escultura Perseo con la cabeza de Medusa, que se encuentra en la Logia dei Lanzi. La estatua es obra del escultor Raffaelo Romanelli y fue colocada en 1900.
Justo alrededor de la estatua de Cellini podemos encontrar las evidencias de la tradición más reciente. En las barandillas que guardan el monumento se entrecruzan candados colocados por parejas de enamorados, después de haber tirado las llaves al río, siguiendo la tradición que anuncia que así su amor será eterno. La costumbre está tan afianzada que ha sido prohibida por las autoridades al generar daños para la estructura del puente, y de tanto en tanto se procede a retirar los candados.
 Otra de las curiosidades que presenta el Ponte Vecchio es el Corredor Vasariano construido sobre las tiendas por el arquitecto Giorgio Vasari en 1565, por encargo de Cosme I, para comunicar el Palazzo Vecchio con el Palazzo Pitti, que era la residencia de los Médici. Así quedaba sentada una relación urbanística entre los puntos neurálgicos de la ciudad: el río, el puente antiguo y los centros de poder.

Cuentan que por aquel entonces el puente estaba ocupado por carniceros, curtidores y herreros, y quizás por los olores que desprendían estas labores, por la proximidad del corredor vasariano o para aumentar el prestigio del sitio, en 1593 Fernando I de Médici decidió echar a estos comerciantes. Se dice que ante la rebeldía de los mercaderes, los soldados les destruyeron sus puestos de trabajo y muchos de ellos quebraron, de ahí el origen del término bancarrota (banco + rotto).
Con el tiempo, el puente se fue llenando de orfebres, plateros y joyeros, que eran los comerciantes que podían mantenerse en un sitio tan selecto, convertido en uno de los principales centros de comercio de Florencia.
Otro hecho relevante tuvo lugar con la retirada de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, que arrasaron a su paso con los puentes de la ciudad, con la excepción del Ponte Vecchio. Algunas fuentes refieren que hubo una orden expresa de Hitler de no destruirlo. Una tarja homenaje en el puente recuerda la intervención del cónsul alemán durante la guerra Gerhard Wolf.
En el Ponte Vecchio hay otra inscripción que transcribe un pasaje del Paraíso de la Divina Comedia de Dante, en recuerdo del asesinato de Buondelmonte en 1215 por los Amidei, hecho que dio inicio a la lucha urbana entre güelfos y gibelinos. Dante hace alusión a una estatua ecuestre que se conservaba antiguamente en el Ponte Vecchio y que, según creían, representaba al dios Marte.
Marte fue el primer patrono de Florencia, luego sustituido por San Juan Bautista. La estatua era vista como una protección por la ciudad e incluso el historiador Giovanni Villani había manifestado el peligro que sufriría la ciudad si la estatua cayera o fuera movida.
Se trataba de una estatua mutilada, cuyos orígenes no estaban claros, como tampoco que representara efectivamente al dios Marte. Pero en 1333 cuando fue arrasada por una inundación, muchos temieron por el futuro de Florencia y el mal augurio que causaba su pérdida, incluso algunos interpretaron el hecho como un preanuncio de la peste negra.
 Sea como sea, el Ponte Vecchio mantiene su relevancia en el paisaje florentino y es ampliamente reconocido por sus excepcionales joyerías. Durante el día goza de un constante ajetreo y se llena de turistas curiosos; por las tardes se puede admirar el contraste de colores de la puesta de sol en el escenario de la ciudad; por las noches no está tan concurrido y se puede pasear con más calma, como si fuese una pasarela, o admirar desde los otros puentes el eco de luces que refleja el puente más antiguo de Florencia en las aguas del río Arno.