que te sonríen tristes
y nos hacen
que lloremos
cuando nadie nos ve.*
No se en que momento pasó, pero nos empezamos a reir de las cosas que hacía mi abuela, de sus lapsus cuando hablaba, o que después del almuerzo empezaba a ver una teleserie venezolana, pero en el intertanto se dormía y despertaba en la mtad de la segunda teleserie que daban, por lo cual ella tenía una teleserie propia... y cuando nos contaba nos reíamos de ella. Así sin darnos cuenta estabamos atentos a sus olvidos y los asociabamos a su edad, con ello también empezamos a perder la confianza en ella... y peor aún ella perdía la confianza en si misma. Con el tiempo me he dado cuenta que nosotros los más jòvenes somos los que empezamos las enfermedades seniles de los mayores, lo digo mientras veo en televisión a Sergio Livingstone un arquero de la selección chilena de los años cuarenta que hoy tiene más de noventa años y continúa comentando fútbol, pese a que a su edad sigue en pie comentando partidos incluso en esta Copa América, pese a su ritmo más pausado... por supuesto que algunas cosas olvida... pero quien puede recordar más de treinta y tres mil días vividos... nos preocupamos tanto de las vidas ajenas que nos olvidamos de nuestras pequeñas historias que en el momento ocurren, que son simples grandes hazañas que cada día llevamos dentro... pienso ahora en mi compañero de trabajo que viajó sólo al frío Punta Arenas en una aventura interior, o en mi sobrina que está aprendiendo a leer, en mi padre que está aprendiendo a usar el Internet, o mis amiga que está terminando su tesis de doctorado, en mi amiga que decidio vivir de nuevo en otra ciudad y en mi ojo que lleva unos cuantos días con un Chalazion que se ve horrible y que espero sanar pronto.
San Julián canaliza los desafíos, ninguno será el mismo después de estar ahí, no se han hecho cosas más grandes que simplemente atreverse... y creanme que eso es harto, la necesidad de empezar, de decir yo puedo, es algo más importante que un perro perdido, que una procesadora de alimentos o que desilusionarse del amor... es más trascendental que viajar al espacio o que ser campeones del mundo. Darse cuenta que uno quiere lo mejor y luchar por eso es la razón de la interrogante de saber para que estamos acá. En medio de los caminos siempre tendremos un pueblo de San Julián más cerca para concentrar nuestros caminos y nuestras esperas.
El tema es que hay que aventurarse y tomar esa senda que se pierde en el horizonte.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- Historias Mínimas en Wikipedia
4.- Trailer