HISTORY OF ART. Mythology Artemisa-Diana

Publicado el 15 septiembre 2014 por Storehouseofmemory @StorehausMemory
RUBENS, Peter Paul. “Diana Cazadora”. 1617-1620. Óleo sobre lienzo. Madrid, Museo del Prado. Inv. P01727.
Dueña de la Luna, hermana del sol, diosa de la caza; estamos hablando de la deidad que fue culto en el Artemisión de Éfeso: Artemisa. Y hoy nos disponemos a conocer en más profundidad a la divinidad.
  • Diosa:
Lo primero que nos tendríamos que aclarar es, ¿Artemisa o Diana? Si nos estamos refiriendo a la mitología griega será Artemisa, mientras que en la Antigua Roma, hablaremos de Diana.
FALGUIÈRE, Alexandre. “Busto de Diana”. c. 1882, bronze. Fundación Thiebaud.
Artemisa fue diosa de la caza, los animales y la luna. Su mayor dote fue su protección de su virginidad, singularidad que comparte con otras diosas como es el caso de la sabia Pallas Atenea.
Como todas las deidades grecolatinas Artemis tendrá una serie de atributos que la caracterizaran. En primer lugar tenemos el arco y las flechas; como diosa de la caza estos le fueron concedidos cuando, siendo aún muy pequeña, se los pidió a su padre Zeus. Estas armas fueron forjadas por los cíclopes primitivos, según algunas fuentes, mientras que por otras indicarán que fue Hefesto, el dios de la fragua, el herrero divino quién las creó.
BOUCHER, François. “Diana saliendo del baño”.1742, Óleo sobre lienzo. París, Museo del Louvre.
Otro de los atributos característicos de esta diosa será su cortejo que estará formado por ninfas y animales. Artemis recorrerá espacios naturales, montañas, bosques en compañía de ellos. Los animales serán principalmente: perros y ciervos. Un detalle de las ninfas es que para poder pertenecer a la corte de Artemis se tenían que mantener tan casta y pura como ella. De hecho posteriormente veremos cómo los principales eventos mitológicos en los que se ve involucrada la diosa estarán vinculados con la virginidad.
Por último, uno de sus tributos más tardíos será la corona con la media luna, y es que a partir del siglo V a.C., según tragedias de Esquilo y Eurípides, al dios Apolo se le comenzó a identificar con el sol, Helio, y a Artemis con Selene, la diosa lunar. Por ello será habitual que veamos representaciones de época renacentista y barroca en la que Artemis porte una media luna en cuarto creciente o cuarto menguante.
  • Orígenes: Zeus y Leto.
Conocida es la promiscuidad con la que contaban las deidades de la mitología grecolatina y parece que el mayor exponente de ello era el dios Padre de dioses y hombres: Zeus. Siete matrimonios, numerosas aventuras amorosas tanto con diosas como con mortales que se superan la quincena. Y uno de estos matrimonios fue el que mantuvo con Leto (Letona en Roma), fruto de su amor nacieron los gemelos Apolo y Artemisa.
WIDMANN, Lazar. “Leto y sus hijos Apolo y Diana”. Ca. 1742. Los Angeles, Los Angeles County Museum of Art.  La versión más difundida del nacimiento de los gemelos nos dice que Leto despertó los celos de la hermana y la que sería la séptima esposa, y última, de Zeus, Hera. Por ello esta última le prohibió a Leto dar a luz en ningún lugar de la tierra que fuese tierra firme, además ninguna parte en la que llegasen los rayos de la luz del sol. Ante esto, Leto localizó una isla errante que estaba dotada de movimiento propio, que podía desplazarse a su propia voluntad. Hablamos de la Isla de Delos. Esta cumplía con las dos prohibiciones de la diosa protectora del matrimonio y la familia: no era tierra firme por ser una isla y además jamás le dio la luz del sol ya que gracias a sus desplazamientos lo evitó. Finalmente, por todo esto, a la isla se le fue concedido el poder quedar fija en el mar.
BRUEGHEL EL VIEJO, Jan. “Leto y los Campesinos de Licia”. Tabla al Óleo. Ca. 1605. Amsterdam, Rijksmuseum.
El nacimiento de Artemis y Apolo no fue sencillo para nada. Las fuentes cuentan que Leto estuvo nueve días de parto, Apolo nació en la ladera del Monte Cinto, que según cuentan, dio a luz de rodillas y agarrándose a una palmera, posición nada cómoda. Sin embargo, si cambiamos las fuentes nos dirán que Artemisa fue la primera en nacer y con apenas un día de nacimiento ayudó a su madre a que naciese el joven Apolo.
  • Artemisa en la Mitología:
POUSSIN, Nicolás. “El ciego Orión en busca del sol naciente”. 1658, Óleo sobre lienzo. Nueva York, The Metropolitan Museum of Art. Inv. 24.45.1.Uno de los mitos más difundido de la diosa Diana fue el vinculado con el gigante Orión, quien era un cazador que intentó violar a la deidad. Como castigo Artemis lo obligo a morir por la picadura de un escorpión, a lo que posteriormente su padre, Zeus, lo convirtió en la constelación estelar.
CESARI, Giuseppe. “Diana y Acteón”. Ca. Óleo sobre cobre. 1602-1603.Budapest, Museum of Fine Arts.Otro de los mitos fue el relacionado con el joven cazador Acteón. Este nieto de Cadmo, fundador de la dinastía real de Tebas, hijo de un héroe celebre en la época, Aristeo, quien a su vez era hijo de Apolo, hermano de la diosa Artemis. El desgraciado final de Acteón fue fruto del infortunio, y es que este en un encuentro fortuito mientras estaba de caza por el bosque vio desnuda a Artemisa y su cortejo mientras estas tomaban el baño. El castigo que le impuso la divinidad fue el ser transformado en ciervo, ciervo que fue devorado por sus propios perros de caza.
  • Santuario: Artemisión de Efeso.
Aunque Artemis fue venerada en múltiples santuarios griegos, levantados en su honor, el más importante fue el alzado en Efeso: El Artemisión de Éfeso.
HEEMSKERCK, Martin. “Templo Artemisión de Éfeso”. Grabado ideal del artista. 
Templo jónico, del arte arcaico, realizado y transformado entre los años 550 a.C. y 525 d.C. Estuvo emplazado en Éfeso (Turquía), destaca por su monumentalidad frente a construcciones de fechas más tempranas. Este es el templo de mayores dimensiones de toda Asia Menor, para hacernos una idea del tamaño ocupado sería unas cuatro veces más grande que el Partenón de Atenas,  contando con 127 columnas de unos veinte metros de altura.
Los orígenes de la diosa Artemisa de la población de Éfeso fue una adaptación de la mitología griega basándose en la diosa madre anatolia cuyo principal tributo era la fertilidad. Esta era representada en sus esculturas con testículos de toro colgando de sus pechos, a la que como tributo y agradecimiento se le realizaba un sacrificio anual. Tras los griegos, los romanos adoptaron a la diosa Diana y continuaron con el culto hacia la diosa, siendo este uno de los templos más profesados durante más de mil años.
Planta del Artemisión de Éfeso.
Los arquitectos encargados de tal conjunto fueron Chersiphrón y Metágenes, y en algunos momentos también apareció por la construcción Teodoros, quien fue uno de los arquitectos más ejemplares del Heraion de Samos. Un modelo díptero, de los más grandes de la historia, columnas en la perístasis que llegan por la pronaos. Si a todo ello le sumamos el enriquecimiento marmóreo, la decoración original, los tambores inferiores ilustrados de las columnas, tenemos ante nosotros uno de los templos más majestuosos de la época.
Artemisión de Éfeso hoy.
Hoy el esplendor que iluminó durante siglos este templo se encuentra derruido, tan solo una inmensa ciénaga de barro inunda el lugar, entre las que se pueden percatar algunas piedras entre el forraje. Atrás quedan los años en que fue considerada por los antiguos como una de las Siete Maravillas.
  • La diosa de la caza en el Arte:
LEOCARES (Atribuido). La Diana de Versalles. Ca. siglo I-II a.C. París, Museo del Louvre.
Esta pieza conservada en el museo parisino se piensa que en origen formaba pareja con la escultura de su hermano el Apolo Belvedere del Museo Pío-Clementino, dentro de los Museos Vaticanos. Se trata de una copia de un original griego realizado en bronce, como suele ser habitual, ya que la mayoría de esculturas que conservamos hoy proceden de copias realizadas por los romanos. 
Hablamos de una pieza que ha sido atribuida al escultor ateniense Leocares en la que se aprecia una clara actitud dinámica, se encuentra en plena carrera, marcando, igualmente, la intensidad de los pliegues de la corta túnica siguiendo la corriente de aire. Como hemos mencionado, Diana viene representada con sus atributos básicos las flechas, encentrándose en posición de extraer una de estas del carcaj a su vez que se sustenta en la cornamenta del cervatillo que la acompaña, otro de sus atributos.
Por último, remarcando su doble divinidad, como diosa de la caza y de la luna, vemos una Diana portadora de una diadema con un cuarto de luna, claro reflejo de su vinculación con Selene.  
TIZIANO. Diana y Acteón. Óleo sobre lienzo, 1556-1559. Edimburgo, National Galley of Scotland. Inv. NG 2839.
En esta ocasión esta pintura nos muestra el mito del infortunado encuentro entre Diana y Acteón el cazador. El lienzo lo vemos estructurado en dos partes claras dividida por la cortina rojiza, por un lado a la izquierda se encuentra Acteón, acompañado de su perro de caza, sorprendido ante la escena ocasional encontrada, la de la derecha, Diana y su cortejo en pleno baño desnudas en una fuente.
Entre el cortejo, vemos ninfas sorprendidas, una escondida tras un pilar, otras inmunes ante la presencia del cazador, y mientras tanto Diana enfurecida se cubre con un paño bajo la mirada de indignación de la diosa lunar. Y es que de nuevo encontramos los atributos de Diana, con la corona de media luna sobre su cabello. Por último, un detalle a tener en cuenta del magnífico trabajo realizado por el pintor Tiziano es la dirección de la mirada de Acteón. Este, curiosamente, no mira a la desnuda Diana sino hacia el cráneo colocado sobre el pilar arquitectónico de un ciervo. Esto parece ser una premonición del destino que le acontecerá al cazador.
RUBENS, Peter Paul. Diana y Calisto. Óleo sobre lienzo. Ca. 1635. Madrid, Museo Nacional del Prado. Inv. P01671.
Esta pintura nos servirá para explicar otro de los mitos vinculados con la diosa Diana narrados por Ovidio en su obra ‘Metamorfosis’ y ‘Los Fastos’. Como ya hemos mencionado anteriormente, al igual que Diana, todo su cortejo, las ninfas debían mantenerse tan castas y puras como ella misma. Sin embargo una cayó en las redes del todopoderoso Zeus, Calisto, que para poder acceder hasta ella se metamorfoseó en la propia Diana. De esta unión Calisto quedó embarazada del dios, siendo duramente castigada por la diosa de la caza quien la expulsó de su cortejo y la transformó en un oso. Tras ello, envió una jauría de perros para que la devorasen, sin embargo la ninfa recibió la piedad de Zeus resucitándola y devolviéndole su forma humana.
En la pintura de Rubens se muestra el momento en el que la diosa Diana, representada en la dama de cabellos dorados de la izquierda, se percata del embarazo de Calisto mientras las desnudan las demás ninfas. En los rasgos de Diana queda reflejada la pena y defraude sentido por el acto de Calisto.
Como último detalle, Rubens usó a su esposa, Elena Fourment, para retratar a la ninfa Calisto.
  • Bibliografía y Fuentes consultadas: 
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