Es una película amable, no demasiado exigente, que tiene muchos guiños para los que conocen los detalles de la biografía de Hitchcock, pero sin llegar a ser exhaustiva. Se habla de su obsesión por las rubias y del papel fundamental de su esposa Alma, incluso hay escenas que recuerdan a sus apariciones en televisión, pero no hay nada mucho más allá de las obsesiones, miedos y aciertos de un genio que siempre quiso añadir un peldaño más a su escalera.
Y es que, probablemente, a pesar de la buena labor de guionistas y actores, no hay mejor manera de conocer a Hitchcock que tragarse todo su ciclo de películas, algo que, ahora que lo pienso, no descarto hacer un día de estos.