Hitchcock y Grace Kelly

Publicado el 03 mayo 2010 por Leevancleef

En su ya mitológico libro Hollywood Babylonia, Kenneth Anger asegura que Hitchcock tenía escopofilia. Esto se le aplica a las personas que obtienen placer sexual solamente con mirar y observar detenidamente a sus objetos de deseo. Hitchcock quedó fascinado desde el primer momento que vió a Grace Kelly en persona.

No había quedado demasiado impresionado con la interpretación de la actriz en Mogambo, uno de los pocos referentes que tenía de su trabajo antes de decidirse a contar con ella para Crimen Perfecto, pero aún así quiso ver el potencial de la actriz en persona. Lo que vió quedo descrito en sus propias palabras como la estampa de la elegancia sexual. Quedó atrapado. Todo en ella era abrumador para el, desde la forma en la que se movía , hasta el modo en el que se comportaba o se reía.

Desde ese momento decidió que Grace sería la protagonista de muchos de sus futuros proyectos y se involucró en su desarrollo como actriz ( y en su vida personal) mucho más de lo que es normal entre un director y su estrella. En Crimen Perfecto no había demasiado a lo que amarrarse. El papel de Grace era sustancioso pero bastante limitado.

Hitch estaba obsesionado con la idea de proyectar en pantalla toda la pasión y fuerza interior que  detectó en Kelly desde el primer encuentro y de hecho, superó todas sus expectativas. Grace , durante el rodaje de la película, no solo comenzó su consolidación definitiva como actriz sino que vivió la historia de amor más importante de su vida, con permiso del príncipe mediterráneo. Se enamoró locamente de Ray Milland, su marido en la cinta, y Hitchcock supo sacar provecho de la situación. Milland llevaba casado casi 30 años y la única vez que se planteó divorciarse de su mujer fue al conocer a la actriz que más corazones rompió en Hollywood durante la década de los 50.

Durante el rodaje de Crimen Perfecto, Hitch ya sabía que Grace era perfecta para interpretar a la sofisticada editora de moda Lisa Freemont en La Ventana Indiscreta. En el nuevo proyecto, Grace compartiría protagonismo con James Stewart, otro de los actores fetiche del director ( se podría decir que Stewart, Cary Grant y Grace Kelly fueron sus tres actores favoritos…e imprescindibles).

Todo el mundo quedaba embelesado con Grace. Con Jimmy Stewart ( que estaba casado)no pasó nada, pero el mismo se encargó de dejar bien clara su más que positiva opinión sobre el atractivo de  su compañera al declarar que el que estuviese casado no quería decir que estuviese muerto.

Mientras, Hitchcock cuidaba al milímetro todo lo que tuviese que ver con la presencia de Grace ante la cámara. Insistió a Edith Head , la encargada de diseñar todo el vestuario de Grace en la película, que quería que esta diese la sensación de ser prácticamente inalcanzable, de una delicadeza fuera de lo común.

Hoy en día el aspecto de Grace Kelly en esta cinta, así como en Atrapa a un Ladrón puede considerarse  uno de los momentos más inmortales en la gran pantalla en cuanto a elegancia y belleza. Los años 50 ya tenían un nuevo icono de moda. Todas las mujeres querían vestir como Grace Kelly. Nadie se imaginaba que en los 60 el “boom” sería todavía mayor, pero en un contexto totalmente opuesto.

En Atrapa a un Ladrón, film rodado en la costa azul con las celebérrimas escenas en las que se ve a Grace conduciendo por unas carreterras cercanas a aquella en la que se mataría 25 años después, Hitch cuenta con ese hombre que le hubiese gustado ser, como dijo en varias ocasiones, Cary Grant. Y con Grace, como no podía ser de otro modo. Ambos congenian a las mil maravillas.

La relación de Hitchock con Kelly trasciende el llevarse de perlas. Son íntimos, se comunican a la perfección con gestos, con miradas. Su conexión es obvia para todos los que comparten con ellos horas y horas de ensayos y rodaje. Puede que Alfred Hitchcock fuese un hombre obsesivo en general, que su manera de acercarse al cine o su visión de la vida y de las personas siempre estuvieran marcadas por su particular forma de entregarse a todo lo que le interesaba pero, sin lugar a dudas, su interés por Grace Kelly traspasaba peligrosamente la mera pasión cinematográfica.

Se volvió extremadamente protector con ella durante el rodaje de Atrapa a un Ladrón, llegando al punto de  negarse a que luciera un bikini en la escena de la playa de Cannes ya que no quería que “enseñase” demasiado. Luego está la escena del baile de máscaras la cual se dice que fue incluída en la película por que Hitch quería mostrar a Kelly en un ambiente de cuento de hadas, como una princesa.

Para su disgusto lo de princesa no quedó en la ficción. Con el anuncio de su boda con el Príncipe Rainiero , Grace Kelly renunciaba a su carrera cinemátografica. Ella prefería no pensarlo detenidamente, repitiéndose un “quien sabe en el futuro” continuamente en su cabeza, dejando una pequeña ventana abierta. Hitch se sintió tan abandonado y decepcionado que se mofaba en privado llamándola Princesa Disgrace. Con el paso del tiempo se curaron las heridas y la amistad permaneció. Hitch probó con Kim Novak, Eva Marie Saint, Tippi Hedren…pero nada podía compárarse al subidón que le daba dirigir a Grace Kelly.

Cuando a principios de los 60 Hitchcock la llamó para proponerle el papel protagonista de Marnie no solo Rainiero se opuso , también el pueblo monegasco se negó a que su Serenísima Princesa volviese a ser de consumo mundial. Ahí se acababa el sueño no solo para Hitch, también para una Grace cada vez más encerrada en una jaula de oro que se le acabó haciendo mucho más pequeña de lo que se imaginaba.