Fotografía retrato de Hitler.
Adolf Hitler nació en una ciudad fronteriza con Alemania que se encontraba en el Imperio Astrohúngaro llamada Branau am Inn. Nació el 20 de abril de 1889, y murió el 30 de abril de 1944.Su padre, Alois Hitler era un funcionario muy estricto y su madre, Klara, era una madre que le mimaba y adoraba. Durante su infancia, Hitler fue considerado por sus profesores un vago, y por consiguiente, abandonó los estudios con muy malas notas.
En 1907 se fue a Viena, y soñaba con convertirse en un pintor de fama mundial. Pero debido a su origen humilde no pudo ingresar en la Academia de Bellas Artes. Sin dinero y sin estudios, Hitler mendigaba y limpiaba las aceras de nieve por toda la ciudad, además de comer en ollas comunes. Más tarde le fue mejor, se ganaba la vida pintando y copiando postales de la capital de Austria, y años después se mudó a Múnich en 1913. En 1914 intentó ingresar en el ejército astrohúngaro, pero no pasó el examen médico; luego lo intentó en el alemán, allí si fue aceptado, y pasó a formar parte de la Infantería del Imperio Alemán.
Tras cuatro años de guerra, Alemania se rinde. Hitler, lleno de rabia por la rendición alemana, entra a formar parte del Partido Obrero Alemán, un pequeño partido político formado por anticomunistas y antisemitas. En esta organización se defendía que los judíos habían traicionado al imperio, y tenían miedo de una revolución comunista como había ocurrido en Rusia hace un año. Todo esto ocurrió en el año 1919. Dos años después, Adolf se convirtió en el líder del partido, y este pasó a llamarse Partido Nacionalsocialista Alemán o Partido Nazi. Siendo el líder de la agrupación, Hitler descubrió su capacidad para dar discursos energéticos y convincentes, una cualidad que le ayudaría mucho en su futuro.
Adolf Hitler con la bandera del Tercer Reich al fondo.
En 1923, nuestro personaje intentó tomar el poder en el sur de Alemania. Pero debido a varios factores todo fue un fracaso. Inmediatamente fue enviado a prisión, y allí, le dictó su mentalidad a través del libro Mein Kampf a Rudolf Hess, compañero de ideología nazi. En esta obra, Hitler exponía sus ideas de la superioridad de los alemanes, especialmente de los arios (ojos azules, blancos y rubios). Este dato es curioso, ya que Adolf tenía el pelo de color castaño y ojos marrones, es decir, un ser inferior, según su mentalidad. Tras su liberación, le prohibieron pronunciar discursos. Esta prohibición provocó la falta de apoyo al Partido Nazi, pero no le impidió fundar una red de pequeños partidos por toda Alemania.
En 1929, la caída de Wall Street provoca la miseria total en Alemania. Recordemos, al perder la guerra, el Estado alemán se encontraba en una situación económica muy delicada, lo que le obligaba a vivir de los créditos aliados, sobre todo del poderoso Estados Unidos. Por consiguiente, al provocarse el Crack del 29, EE.UU se vio en una de las peores situaciones en toda su historia, algo que le impidió seguir dando dinero a la República de Weimer, la Alemania entre guerras.
La pobreza originada por todo este caos económico provocó un malestar general en toda la ciudadanía. Hitler lo aprovechó para culpar a sus enemigos, y el pueblo se vio identificado con los partidos extremistas. En las elecciones de 1932, el Partido Nazi consigue más de trece millones de votos, lo que suponía un tercio del total.
Incendio del Reichstag.
Poco a poco, Hitler y su partido consiguen ir ascendiendo en la escala del poder, hasta que en 1933 es nombrado canciller de Alemania. Adolf consiguió este puesto a base de formar alianzas importantes con otros políticos que odiaban el comunismo y que pensaban que si este subía al poder lo podrían controlar. Pero se equivocaron. Un mes después, el Reichstag o parlamento alemán sucumbía a las llamas. Como siempre, el canciller alemán consiguió tomar provecho de la situación, y culpó a los comunistas del incendio.
Tras este suceso, Hitler obtiene poderes extraordinarios, toma el poder de forma rápida y brutal, y se autodenomina Führer (guía) del Tercer Reich, o nuevo Imperio Alemán. El pueblo alemán volvía a estar en manos de un gobernante que iba a conducirlos a la tragedia que supone la guerra, al igual que el káiser Guillermo II de Alemania. Con la toma de poder, Hitler mandó a exterminar a todos sus rivales, en la llamada "Noche de Los Cuchillos Largos"
Reunión del Partido Nazi.
Durante sus primeros meses de gobierno, Hitler se dedicó a fortalecer la pobre economía alemana y el orgullo de ser alemán. Con grandes "esfuerzos" y obras se dedicó a proporcionar a millones de personas, trabajo, además de organizarse manifestaciones en honor a su figura. Aunque esta parezca la parte buena del führer, hay que tener en cuenta que es normal que pudiese bajar el paro, ya que se dedicó a matar, desaparecer, o dejar en la calle, a toda aquella persona que estuviese en contra del régimen. Todas estas tareas eran realizadas por la Gestapo (policía secreta) y la SS o Schutzstaffel (guardia personal de Hitler), que además de todas las acciones anteriores, se dedicaban a oprimir a las minorías y silenciar las críticas contra el régimen. Mientras todo esto ocurría, Hitler se preparaba para la guerra.
Mañana continuaremos sobre como Hitler influyó en esta sangrienta guerra, y como no solo afectó a Europa, sino a todo el resto del mundo. Una persona que llevó a su país al precipicio de la derrota, hasta sumirla en una profunda crisis.