Por Tania Yesivell desde Honduras
Ayer leí sobre lo insoportable que puede resultar acabar los estudios y darte cuenta de que estás sin materias que aprobar: Es el inicio de un periodo en el que sientes que careces de metas. No lo había pensado porque "pasar las clases" nunca fue como el propósito de mi vida, sólo una responsabilidad.Pero es cierto que vivimos nuestras vidas en base a ciclos. Pueden cambiar nuestras vidas o cambiarnos a nosotros. A veces queremos que se terminen, en otras ocasiones nos aterra ver venir el final.Da la impresión de que siempre estamos llevando algún tipo de cuenta regresiva. Y es divertido en ocasiones. Ahí está el NaNoWriMo, los desafíos que se disfrutan en la comunidad bloguera, la espera por la siguiente entrega de El Hobbit; nos ponen en contacto con otras personas, ¿no creen? Pero también hay hitos personales. Podemos contar actividades, páginas o kilos. Podemos medir nuestros logros sin considerar el calendario. Involucrar a un amigo o hacerlo todo solos. Y aunque nadie lo supiera, sería nuestro logro, nuestro ciclo que se completa o no. Hoy aprovecharé este espacio para admitir que sí: También tengo mis cuentas regresivas. Es sólo que a veces las ignoro para vivir el presente por un rato.