Hogaño, como antaño

Publicado el 25 agosto 2014 por Joseluisortin
Ha empezado la temporada con los mismos tics que acabó la anterior, con un estrambote final. El Atleti dio interés a la devaluada Liga española, deportivamente hablando, con el añadido del Mundial. En ambos casos hubo justicia. En España triunfó el más regular y en Brasil, como ocurrió  en Sudáfrica, ganó la mejor selección: Alemania; y, para suerte de quienes nos gusta el fútbol bueno al margen de colores, lo hizo luciendo un buen juego sin llegar a la excelencia de la España de entonces.
El Atleti ha ganado el primer título nacional con las mismas armas que conquistó la Liga: intensidad en todo el campo y velocidad al contraataque. Pero me parece que a esos méritos le va a unir el de una mayor efectividad, con el valioso añadido de haber cambiado a varias piezas fundamentales. Ante el Madrid, en ambos partidos, pareció atrincherado pero fue quien más y mejores oportunidades de gol tuvo. Por el contrario, los blancos apenas dispusieron de ocasiones. Y eso es un cambio considerable respecto al año pasado, en el que salvo la excepcional temporada de Costa eran los centrales quienes marcaron en los momentos clave. Esta temporada se me antoja que van a tener más pólvora arriba con el croata Mandzukicy el francés Griezmann.
El Madrid, una vez más, ha maniobrado de acuerdo con los deseos de su gran fichador, el señor Pérez, quien de estar con un pie en la puerta de salida cuando acababa en derrota la pasada final de Lisboa, después de una temporada grisácea, se aupó a la chepa de Sergio Ramos en su agónico gol cabecero y volvió a Madrid en olor de multitudes. La prometida décima ya estaba aquí, y con ella una prórroga de valor incalculable en su interesado mandato. Olvidada Turquía, donde no hubo suerte en las licitaciones, o lo que sea, y con Argentina en suspensión de pagos, hay que afianzar Alemania para que no haya dudas, país de la segunda marca con aspiraciones de ser la primera si es necesario: Hochtief. Y, a tenor de su emergencia y de las importantes obras públicas anunciadas, hay que apostar fuerte por Centroamérica. Igual ahora entiendan mejor lo de Ozil, Khedira, Di María, López, Kros, James y Navas, sin quitarle nada a la indudable calidad de los tres incorporados pero sin olvidar tampoco la de los desechados.
El Madrid era un equipazo y lo sigue siendo ahora, pero caben matices. Diego era el portero de más garantías pero había que hacerle sitio al fichaje, aunque fuera para el banquillo, y dado que Casillas no pidió su salida sobraba el gallego. Veremos si no tenemos que acordarnos de él. Iker es una grandiosa leyenda pero el tiempo y las circunstancias personales no pasan en balde y hace mucho que no es el mismo. Se vio en Lisboa, en Brasil y los partidos frente al Atlético, aunque en el último aún luciera destellos de lo que fue, como la mano salvadora ante un inminente remate definitivo. En Murcia se decía hace tiempo respecto a un torero, también irrepetible: “Cascales ya no es Cascales”.
El Barça sigue destruyendo lo que tanto trabajo costó tejer. Hay que borrar todo vestigio “guardiolista” porque eso es obra de nuestros antecesores, piensan erróneamente. Y como no tuvieron bastante con el nefasto experimento de adosar a su verdadera estrella extranjera – canterano-, Messi, a otra, Neymar; ahora traen al lucero Suárez para completar la constelación de disparates. La emoción estará en saber cuándo lucirá sus caninos en el campo, porque en el vestuario las descargas de adrenalina están servidas con el látigo de Luis Enrique intentando domar tanto ego. Y, para la fiesta completa, Bartomeu y Zubizarreta anhelan emular a Pérez con aquello de vender a los canteranos para que se formen. En fin, la maldad de la tontuna, o no tanto… ¡Qué envidia de presentaciones multitudinarias de don Florentino en el Bernabéu! Y, más a más, ¡cuánto dinero mueve! En esos momentos sus ojos se hacen birlochas y los dedos duendes.
Y el estrambote a tan sabido soneto ha sido el Murcia y su cantado desastre. Ya sabemos que el señor Samper anda defendiendo sus intereses. Pero, ¿dónde están y qué defienden los palqueros murcianos que tanto le sirvieron y del que se sirvieron?  Dicen que unos escondidos y otros echados al monte. ¿Y la Federación murciana, que permite que al esperpéntico descenso se sume el exilio al norte de España? ¡Ay pena, penita, pena!