Paco, que no llevaba buen día aquel martes, levantó la vista al notar que alguien ocupaba la silla libre de la mesita en la que plácidamente leía el Marca y se tomaba su caña. Había salido a comprar el pan y aún no había vuelto; hoy su mujer y sus tres hijos le tenían hasta los mismísimos.
Al descubrir una mujerona, vestida con un traje chaqueta estilo secretaria todo rojo, con el cabello suelto, lacio y larguísimo, ojos color miel y pestañas postizas que lo miraba escrudiñadoramente, no pudo remediar el impulso y soltó el nada gracioso y pasado de moda:
-Ola, ke ase? (Así, sin hache, con k y comiéndose un signo)
Ella, lo miro entre divertida, seria y resignada y le soltó con solemnidad:
-HOLA PACO, SOY TU MENSTRUACIÓN.
-¿PERDOOOOÓN? - Paco escupió el trago, miró a diestro y siniestro buscando la cámara oculta, y luego se aseguró de que lo que bebía era cerveza y no tequila.
-Lo que has oído, majete, soy TU MENSTRUACIÓN. ¿O no ves mi traje? Vamos hijo, que más cante no puede dar.
-Mira bonita, sin ánimo de ser grosero, por mí como si eres la menopausia, puedes ir pirándote por donde has llegado, que con cuatro en casa tocándome las bowlings ya voy servido.
-¡Jajajajajaja! ¡La menopausia dice! Sabía que en el fondo tenías alma de comedia! Tranquilo, Paquito, que ésa te vendrá a visitar en unos añitos. No te adelantes.
Paco estaba empezando a notarse nivel de cabreo máximo, y como estaba en la cafetería de la esquina de casa, no le apetecía montar allí el numerito, que luego todo se sabe, y le faltaba la bronca de la parienta por eso. Así que se levantó bruscamente, dejó un par de monedas en la mesa y se dirigió a la puerta sin decir ni adiós. Vamos, que le faltó escupir.
-Vaya gentuza, leñe. Si fuera una broma de ésas que me puede acabar llevando a Gran Hermano, tira, pero esa tía está muy loca.
Y sin más, y por si acaso, se dirigió rapidito a su portal. Sin el pan, claro.
Conforme salió del ascensor y fue a meter la llave en la cerradura...
-HOLA PACO, SOY TU MENSTRUACIÓN.
Paco pegó un bote y se giró con más miedo que mala leche.
-¡Y yo tu p...madre! ¡Leñe ya! ¡Irse, coñe, irse!
Ante semejante escandalera, la vecina de la puerta 9, cotilla profesional, abrió la puerta para preguntar.
-¿Se puede saber qué pasa, Paco? ¿Quién es esta señorita? ¿Será tu hermana, no?
-Señora, métase usted donde nadie la busque, ande.
-Pero entonces es tu hermana, ¿no? ¡Ayyyy que disgusto la Sole cuando vea a la de rojooooo!
Paco, con espuma en la boca, la cara roja como una fresa (con puntitos y todo, sí) y los pelos de punta, le soltó tal grito a la vecina cotilla que en breve todo el rellano había salido al descansillo, incluída la Sole con Javichu, TamaraFalcó y Lorelaila.
-¡NO SEÑORA, NO ES MI HERMANA! ¡ES MI PUÑETERA MENSTRUACIÓN!
Y ante la estupefacta mirada de su mujer e hijos, y del resto de vecinos, LA MENSTRUACIÓN DE PACO habló:
-Sabía que acabarías por asumirlo. Es lo que hay, cabezota de los cocos, que llevo años persiguiéndote, más o menos unos 28, y no hay manera tío, que un poco más y se me adelanta tu Menopausia, leñe. Acepta la evidencia, es lo que hay. Soy TU MENSTRUACIÓN. Si no, ¿a qué crees que se deben esos cambios de humor que sufres al menos una vez al mes? ¿Y esa falta de ganas de comunicación? ¿Y ese morro torcido constante? ¿Y esa vena de machito ibérico que te dura una semana y que luego te vuelve a dejar hecho un calzonazos? Me lo debes a mí, pardillo. Así que coge lo que es tuyo y deja de meterte con tu mujer y tus hijas cuando vienen a visitarlas mis primas.
Aquí tienes - le dijo mientras le entregaba un maletín rojo sangre- cortesía de la casa: El kit de supervivencia menstrual. Lleva compresas con y sin alas, normal y súper, paracetamol a mansalva (que no hace nada, pero es mejor que el ibuprofeno y tú ya tienes una edad en la que cuidar tu estómago), chocolate negro al 90%, 30 vales para helados en cualquier supermercado y un lote grande de tampones marca blanca, que los de marca van caros. No me mires así, yo tampoco quiero imaginarme qué puedes hacer con ellos. ¡Suerte Paco!
Y dicho y hecho, LA MENSTRUACIÓN DE PACO se fue por donde había venido, o sea, por el otro ascensor, entre aplausos y vítores de todas las mujeres del rellano, y los saltos de alegría y las lágrimas mezcla de risa y emoción de su mujer y sus hijas.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Pero sólo éste, porque en diez años le toca el turno al de su Menopausia. Lo bueno es que ésta no tiene un color de traje definido y es bastante más insistente e inoportuna, así que igual hasta lo pilla en el curro.
FIN
Desde aquí, mandamos un cariñoso y comprensivo saludo a toooodos los Pacos del mundo, que no son pocos, porque nosotras, mujeres conscientes de nuestros cambios y valientes sufridoras de críticas cada mes por tener la dichosa visita, entendemos que el pobre Paco debe pasarlas putitas cada vez que ovula, menstrúa y demás. Desde aquí pues, os enviamos un saco de paciencia y otro de capacidad de aguante del dolor abdominal, que os van a hacer mucha falta majete. ¡Saludos!
CON M DE MAMÁ y de MENSTRUACIÓN