Holanda: La pasión por las flores

Por Vagabond
Holanda tiene una relación especial con las flores desde hace muchísimo tiempo. No obstante, si piensan que los orígenes de esta tradición tienen un motivo romántico… pues bien… ¡se equivocan!
La "relación" entre Holanda y los tulipanes empezó en el año 1593 cuando el botánico Carolus Clusius trasladó tulipanes desde Estambul a la Universidad de Leiden con el objetivo de realizar investigaciones médicas.
Este hombre era bastante avaro y nunca quiso compartirlos con nadie pero una noche un grupo de personas entró a la fuerza en su jardín y robó varios bulbos. A partir del 1634 el tulipán se convirtió en una especie que despertaba pasiones y surgió lo que se conoce como la tulipomanía. Durante estos años los tulipanes alcanzaron precios exorbitantes y se produjo una fortísima especulación sobre los mismos. Tanto es así que por una especia, la Semper Augustus, se podían pedir hasta 5.500 florines. Para que se tenga un patrón de comparación baste decir que una tonelada de queso costaba 120 florines.
Desde entonces a la fecha mucho agua ha pasado bajo el puente y Holanda se ha convertido en el mayor productor de tulipanes que controla el 92% del mercado mundial de las flores. Algo que es posible, en parte, debido a su excelente sistema de distribución. Los países que la siguen son: Israel, España, Colombia y Kenya.
El terreno arenoso de las áreas más elevadas de las dunas holandesas es perfecto para cultivar los bulbos pero los vendedores se encuentran casi siempre en sitios cerrados como las estaciones o las tiendas.
En Holanda casi todos compran tulipanes cotidianamente pero, claro, fuera del país estas flores son un lujo; en parte debido a que los compradores de tulipanes son cada día más exigentes por lo que compulsan a los productores a crear nuevas variedades (que siempre tienen un precio más elevado).