Hace años, uno podía entrar en aquellos santuarios sagrados llamados videoclubs y perderse en un sinfín de carátulas que generalmente prometían mucho más de lo que realmente daban. Entre todas ellas, siempre me llamó la atención la portada de Holocausto Caníbal por la impactante imagen (a veces cruzada por una banda que rezaba "censurado") de una mujer empalada. La crudeza y sordidez que avanzaba dicha carátula la convirtió para mí (y supongo que para mucha gente) en una cinta tan prohibida como atrayente. El caso es que pasaron los años, e incluso las décadas, sin que se me presentara la ocasión propicia para verla. Hasta ahora.
Lo cierto es que la película, aún en pleno 2015, me ha sorprendido en varios sentidos. Lo que más me ha llamado la atención es la innovadora (para la época) estructura narrativa que utiliza Ruggero Deodato, intercalando secuencias rodadas de modo convencional con otras de "metraje encontrado". De hecho, muchos citan a "Holocausto Caníbal" como el primer found footage, afirmación con la que no estoy del todo de acuerdo ya que, como digo, gran parte de la película está rodada de la manera habitual. Sea como sea, la narración funciona francamente bien y el director logra que nuestro interés vaya en aumento.Sin duda lo más controvertido de "Holocausto Caníbal" es la tremenda visceralidad de que hace gala la obra. El grado de violencia explícita es muy alto, incluso para la época actual. El formato de rodaje, al introducir muchas imágenes de cámara en mano, logra una mayor implicación por parte del espectador que se ve irremediablemente en medio de una espiral de virulencia cada vez mayor. En este sentido, la película cumple con su objetivo de impactar y quedar grabada en nuestras retinas. Buscando el mayor realismo, Deodato introduce con descaro imágenes reales de animales salvajes sacadas de documentales. Se nota mucho, pero dentro de lo cutre que resulta no está del todo mal utilizado.
Harina de otro costal es el asesinato a sangre fría de unos cuantos animales por parte de los actores. El director no se corta a la hora de mostrar cómo se apuñala a una rata almizclera o se decapita a una tortuga gigante para desmembrarla posteriormente. Estas secuencias levantaron la ira de muchas asociaciones ecologistas en su momento, pero la falta de una legislación en contra del maltrato animal en Italia hizo que la cosa quedara en nada. Ni que decir tiene que las imágenes fueron censuradas en los montajes finales de muchos países, llegando a colocar a la película por méritos propios en la famosa lista de "Video Nasties" del Reino Unido. En mi opinión, estas secuencias sólo buscan la provocación gratuita y sin duda se las podrían haber ahorrado. Lamentablemente, no se trata de un ejemplo aislado a la hora de mostrar violencia contra animales, ya que unas cuantas producciones más de la época se aprovecharon de ese vacío legal para incluir este tipo de escenas execrables.
La otra gran controversia se basa en las supuestas muertes reales de los actores a manos de los indígenas. Pese a que el asunto quedó más que aclarado cuando Ruggero Deodato apareció en televisión acompañado del reparto al completo, actualmente todavía hay gente que duda sobre la veracidad de las imágenes. Viendo la película hoy día, esta polémica parece absurda.
Técnicamente la cinta resulta pobre y se nota el bajo presupuesto, pero los pocos efectos especiales que hay están muy bien hechos, en especial el del empalamiento, que ha quedado como una imagen icónica. La pegadiza música de Riz Ortolani no termina de empastar demasiado bien con las imágenes, aunque es cierto que aporta un extraño efecto hipnótico. Del reparto no hay mucho que decir, la mayoría de los actores que participaron en el film apenas tenían experiencia y, los que la tenían, nunca despuntaron en nada importante. Tal vez el caso más peculiar es el del protagonista Robert Kerman, procedente del cine porno y que terminó apareciendo en el Spiderman de Sam Raimi.
A pesar de los años transcurridos desde su estreno, lo cierto es que la película sigue teniendo un alto grado de impacto. Aunque el comportamiento de los personajes resulta totalmente injustificado, lo salvaje de sus actos sigue dando muy mal rollo. Eso sí, no sé si el supuesto mensaje de "el hombre civilizado es el auténtico salvaje" queda bien expuesto, ya que a veces es demasiado evidente pero en otras ocasiones resulta casi surrealista. Apartando el tema del maltrato animal, "Holocausto Caníbal" sigue impresionado por su crudeza. En algunos aspectos puede haber quedado anticuada, pero si hoy día sigue funcionando, entiendo que en su momento el efecto que causó tuvo que ser brutal. Si queda alguien que no la haya visto, y tiene el estómago curtido, recomiendo el visionado de la versión que no incluye las desagradables muertes de animales, aunque sea para entender el gran impacto de este tipo de películas.
Mi nota: 6