Holy Motors es desde ya una película de referencia, de esas que llaman ‘de culto’ aquellos que entienden que el arte es la única religión posible y deseable. Lasimágenes de esta película ya descansan impresas en mi ADN cultural, como las de La Naranja Mecánica o In the mood for love o 2001: una odisea del espacio. La película va de una sucesión de performances solitarias o compartidas, ejecutadas por una especie de actor que se mueve en limusina, de pequeñas obras de teatro que parecen hacerse cargo de las emociones y las fantasías que ya no es capaz de proveer una agónica realidad.
Holy Motors es desde ya una película de referencia, de esas que llaman ‘de culto’ aquellos que entienden que el arte es la única religión posible y deseable. Lasimágenes de esta película ya descansan impresas en mi ADN cultural, como las de La Naranja Mecánica o In the mood for love o 2001: una odisea del espacio. La película va de una sucesión de performances solitarias o compartidas, ejecutadas por una especie de actor que se mueve en limusina, de pequeñas obras de teatro que parecen hacerse cargo de las emociones y las fantasías que ya no es capaz de proveer una agónica realidad.