- ¡El que está limpio!- No, mi señor.- Como una vez ya habían cometido el error, se lavó el embarrado.- La experiencia enseña.- Acepto – dijo el rey-.- Ahora dime la verdad que encontraste en tu libro sagrado.- ¡Oh, magnísimo, deja que te plantee un último acertijo! Después de una fuerte lluvía, dos hombres que caminan por el bosque caen en una charca de lodo. Uno sale sucio y el otro limpio. ¿Cuál se lava?El rey quedó desconcertado.- Ya no sé qué responder.- Ambos pueden bañarse o ninguno.- Quizás el embarrado se lava otra vez.El viejo sonrió.- Si crees, señor, que tres veces se va a repetir un accidente tan increíble, estás dispuesto a creer cualquier cosa.El rey cree que la verdad es un conjunto de palabras que se encuentran en la biblia. El rabino le demuestra que un texto puede dar origen a infinitas interpretaciones. Las palabras son sólo un guía hacia la verdad … el camino lo tiene que recorrer uno mismo.
- ¡El que está limpio!- No, mi señor.- Como una vez ya habían cometido el error, se lavó el embarrado.- La experiencia enseña.- Acepto – dijo el rey-.- Ahora dime la verdad que encontraste en tu libro sagrado.- ¡Oh, magnísimo, deja que te plantee un último acertijo! Después de una fuerte lluvía, dos hombres que caminan por el bosque caen en una charca de lodo. Uno sale sucio y el otro limpio. ¿Cuál se lava?El rey quedó desconcertado.- Ya no sé qué responder.- Ambos pueden bañarse o ninguno.- Quizás el embarrado se lava otra vez.El viejo sonrió.- Si crees, señor, que tres veces se va a repetir un accidente tan increíble, estás dispuesto a creer cualquier cosa.El rey cree que la verdad es un conjunto de palabras que se encuentran en la biblia. El rabino le demuestra que un texto puede dar origen a infinitas interpretaciones. Las palabras son sólo un guía hacia la verdad … el camino lo tiene que recorrer uno mismo.