Hombres sin mujeres : Murakami para soportar la pre-campaña electoral

Publicado el 06 mayo 2015 por Pilar Llorca Pérez @pillorca
No soy muy de Murakami. La única novela suya que me había leído era 1Q84 y no satisfizo en mi las expectativas creadas. Así que cuando ha llegado a mis manos esta última obra suya, Hombres sin mujeres, no sabía muy bien que iba a pasar. Pero reconozco que me seduce su prosa casi desnuda y sus personajes. Son muy del universo murakami, no se puede negar.
También me sorprendió el título, Hombres sin mujeres, que por cierto es todo un homenaje al Premio Nobel norteamericano Ernest Hemingway que publicó un libro de relatos con este mismo título en 1927.
¿y que nos cuenta Murakami en estos Hombres sin mujeres?
Hombres sin mujeres es un conjunto de siete historias con las el escritor japonés pretende "transmitir el aislamiento y lo que este implica emocionalmente" de hombres que han perdido a una mujer, ya sea porque ella lo ha abandonado por otro, por tratarse de amores no correspondidos o desencuentros amorosos o, simplemente por la pérdida tras la muerte.
Son nueve relatos escritos en una primera persona totalmente seductora y magnética, dos de ellos son tributo a dos libros clásicos imprescindibles: En el relato "Sherezade", un hombre recluido siempre en casa,  llama de esa manera a la mujer que le cuida. Ella tiene la afición de contarle extrañas y apasionantes historias después de las relaciones sexuales que mantienen en cada una de sus visitas, como la narradora de Las mil y una noches.
Y en "Samsa enamorado" desde la primera frase descubrimos al monstruoso insecto de La metamorfosis de Frank Kafka.  En una especie de "remake" literario del relato del escritor checo, pasado por el tamiz personal del japonés. 

La soledad, el amor, el desamor, están muy presentes en esta novela dónde hay personajes como "Kino", que abre un pequeño bar para olvidarse de la infidelidad de su mujer, lejos de los comportamientos cornudos más literarios y rocambolescos: es lo bueno de Murakami, que sabe conectarse de inmediato al subconsciente colectivo de todos aquellos que nos llamamos mundo, vamos, de los que somos de andar por casa. Ya me gustaría a mi que los políticos de turno tuvieran tanta conexión con el electorado,  como tiene el japonés con sus lectores.Importa este contenido