Yo confieso: llegué a Homeland sin saber nada de nada, solamente una vaga noción de la trama y poco más. Ni los protagonistas, ni los globos de oro, ni el éxito en yankilandia ¡Nada! Sólo una amiga obsesionada con la serie, motivo más que suficiente para despertar mi curiosidad. Y ¡oh, sorpresa! caí rendido a los pies de sus doce capítulos.
Nicholas Brody (Damian Lewis), un marine dado por muerto, regresa a casa tras pasar ocho largos años en manos de Al-Qaeda. Carrie Mathison (Claire Danes), agente de la CIA en la división de antiterrorismo, tiene el soplo de que un soldado norteamericano ha sido convertido al islam y planea un atentado a gran escala en suelo americano. Lo que a simple vista parece una historia más sobre las consecuencias de la guerra de Irak, se convierte en una historia sobre la identidad. Para ello, se desechan las típicas escenas de acción y se profundiza en la psicología de los personajes y sus relaciones con el mundo. Nicholas Brody tendrá que re/conocer a una mujer (interpretada por Morena Baccarin, la Diana que pudimos ver en el malísimo remake de V) y a unos hijos, quienes parecen haber conseguido construir una vida sin él. Por su parte, Carrie Mathison, obsesionada con los errores que ayudaron a consumar los atentados del 11-S, tendrá que recopilar las pruebas necesarias para convencer a sus colegas de que Brody es el enviado. A simple vista parece que nos hallamos ante una trama simplona y previsible, pero no, queridos confesos, aquí radica el logro de Homeland. Yo confieso: desde Perdidos nadie había osado jugar tanto conmigo. Y es que todo parece concebido para eso, para jugar con el espectador y su capacidad de discernir lo que es verdad y mentira. Y más aún, para proporcionarnos información privilegiada que nos permita comprender que los agentes de la CIA no son tan diligentes.
Claire Danes (lo que ha crecido esta chiquilla desde Mujercitas) está soberbia. Ayuda el trastorno bipolar que sufre su personaje. Damian Lewis también está a la altura, haciéndonos dudar en todo momento sobre si es bueno o malo. Y es que, una cosa es lo que se aparenta ser y otra lo que se es. Una cosa es ver el fuego enemigo desde occidente, y otra desde oriente. Una cosa es querer parecer, y otra parecerlo. Pero, sobre todo, una cosa es creer y otra querer creer.
Homeland, que en Estados Unidos emite Showtime (interesante el duelo que se está creando entre HBO y Showtime), se estrena esta noche (lunes) en la Fox y, mi consejo, es que la veáis en versión original.