«Mis ojos en el espejo son ojos ciegos que miran los ojos con que los veo»,
dijo Machado por boca de Abel Martín. Y miraba las letras de las palabras
reflejadas en los ojos de un soñador. De repente, se apagó la luz y todo
vino a ser la melodía del Gran Cero. Allí la muerte quiso hacer que sonreía...
Y no sabía.