Homenaje a Chabrol/II

Publicado el 09 enero 2011 por Diezmartinez

El décimo-sexto largometraje de Chabrol, La Mujer Infiel (La Femme Infidèle, Francia-Italia, 1969), fue uno de los más populares en la filmografía del fallecido cineasta y ha sido la fuente de por lo menos tres remakes, el más conocido de ellos, Infidelidad (Lyne, 2002), con Richard Gere, Diane Lane y Olivier Martinez, en los papeles que en el filme original encarnan Michel Bouquet, Stéphane Audran y Maurice Rounet. La trama general del refrito hollywoodense es básicamente la misma, habrá que señalar: lo que separa años luz a las dos cintas es el poder de observación de Chabrol, el manejo hitchcockiano del suspenso y la provocadora ambigüedad moral del cineasta galo.
Charles Desvallées (Bouquet, perfecto) vive en una espaciosa casa en las afueras de París con su guapísima esposa Hélène (Audran, presumiendo sus buenas piernas) y su perfecto hijito estudioso. Pronto nos daremos cuenta que no todo funciona bien: Charles sospecha y confirma que su esposa le es infiel con un escritor llamado Victor Pegala (Maurice Ronet). Desvallées, un hombre educado, civilizado, con los pies en la tierra, le hace una visita al amante de su esposa. Quiere saber algunos detalles. Nada más. Pero las cosas se salen de control.
Durante casi todo el filme, vemos los acontecimientos a través de los ojos del marido engañado. Hélène resulta, hasta cierto punto, un enigma para nosotros. Sospechamos que su affaire se debe a mero aburrimiento. Acaso es mejor el sexo con su amante que con el marido, que acostumbra ver la televisivón en la sala y colocar música clásica para arrullarse antes de dormir. Sin embargo, lo que conocemos de Pegala nos indica que él no es más que una versión un poco más joven del propio Charles: tiene un televisor más grande, un tocadisco y, aunque divorciado, se considera un buen padre de sus dos hijos, como buen padre es, también, Charles. Acaso si Hélène y Pegala estuvieran casados, ella estaría igualmente aburrida.
Chabrol nos empuja a la complicidad (¿incluso a la justificación?) con Charles, el padre responsable, el marido preocupado, el buen proveedor. Echando mano de los mejores trucos hitchcockianos -hay planos que parecen haber salido directamente de Psicosis (1960)- Chabrol nos obliga a colocarnos de lado de Charles y de sus valores burgueses: la seguridad, la familia, el matrimonio. Es aquí, en la última parte de la cinta, cuando las emociones empiezan finalmente a aflorar y, por fin, sabemos quién es Hélène. Y no nos extraña en lo absoluto.
La Mujer Infiel se exhibe hoy domingo en la Cineteca Nacional a las 18:15 y a las 20:30 horas.