Homenaje a Chabrol/VIII

Publicado el 27 enero 2011 por Diezmartinez

Estrenada comercialmente en México, esto fue lo que escribí, en su momento, de La Comedia del Poder, antepenúltimo largometraje de Monsieur Chabrol:

¿Alguien puede presumir haber visto todo Chabrol? En casi medio siglo de carrera, el patriarca de la Nueva Ola francesa ha dirigido casi setenta películas entre largometrajes, episodios para cintas colectivas y uno que otro telefilme. Su ritmo de realización es frenético pero, por lo menos, sus cintas siguen llegando a este país, así que no hay pretexto para no seguirle la pista.

Su más reciente obra, La Comedia del Poder (L’Ivresse du Pouvoir, Francia-Alemania, 2006), es un Chabrol especialmente ligero, aunque este adjetivo, aclaro, no debe leerse como un signo de debilidad. La ligereza que Chabrol demuestra aquí –tanto en su negativa a profundizar en la compleja trama/McGuffin como en la limpieza ejemplar de su puesta en imágenes- es la misma que demostraba el último Hitchcock: proverbial maestría narrativa, finísimo sentido del humor, descripción precisa de sus personajes en unos cuantos trazos.

Como el viejo Hitch, el viejo Chabrol sabe que no tiene que demostrar nada pero, de todas formas, se da el lujo de apantallarnos con un espléndido plano secuencia inicial de tres minutos en el que seguimos a uno de los protagonistas de la cinta desde su exclusiva oficina, desde la cual domina París, hasta la entrada del edificio en donde ese (no tan) poderoso ejecutivo será detenido, esposado y humillado, para llevarlo frente a una (no tan) poderosa jueza que lo acusará de fraude, abuso de confianza y malversación de fondos públicos.

Basado en el famoso “caso Elf” –un escándalo monumental que puso al descubierto los malos manejos en una compañía petrolera estatal francesa-, Chabrol se interesa poco en las transas salinescas/foxistas/bejaranianas a través de las cuales unos pocos se llenan los bolsillos con lana ajena, y mucho en la descripción psicológica de la fiscal de hierro Killman (Isabelle Huppert), una mujer dura, implacable, que sabe cómo sobajar a cada pez gordo que cae en su red. Una suerte de puritana de la rectitud y el trabajo –aunque con ello se lleve de corbata a su aplastado marido-, Killman descubrirá, no obstante, que su poder, por más “puro” que sea, es limitado. Que el poder de ella y el de su acusado principal no dejan de ser una comedia. Aunque, la verdad, no provoca risa recordarlo.

La Comedia del Poder se exhibe hoy en la Cineteca Nacional a las 18:15 y a las 20:30 horas.